Finalmente Mia fue al shopping con Cindy, mientras veían vestidos la nena preguntó…
Cindy: Tia
Mia: Sí?
Cindy: Mi papá me quería? – Mia la miró y borró la sonrisa sin entender la pregunta –
Mia: Por qué me preguntás eso?
Cindy: No sé, mi mamá no me respondió
Mia: Por qué te importa tanto? Nunca lo conociste, y por lo que me dijo tu mamá, solo viste una foto
Cindy: Es que… todas las niñas que conozco tienen papá y yo no
Mia: Bueno preciosa yo no te puedo responder eso, pero… yo creo que sí. Mirá que lindo este, te gusta? – Cindy la miró pero no dijo nada –Dos días más tarde – Estaban todos reunidos en lo de Pilar y Tomás, luego de que estos los llamaran, aunque Marizza estaba como en otro mundo, siempre se habían juntado todos pero ella siempre estaba de giras o cosas así y casi nunca estaba, y ahora que sí lo estaba sentía que algo faltaba, sentía la ausencia de Pablo
Guido: Bueno para que nos reunieron a todos?
Pilar: Con Tomy tenemos que darles una noticia – Todos miraban curiosos por esa noticia –
Tomy: Vamos a ser papás!! – Todos fueron a felicitarlos, Marizza miraba en una esquina, sonreía pero no decía nada, fue Luján la primera en acercarse hasta ella –
Luján: Qué te pasa Marizza?
Marizza: Nada por?
Luján: Cómo por? Estás acá apartada, ni siquiera fuiste a decir nada, te conozco dale a mí no me mientas
Marizza: No nada, me estaba acordando de cuando quedé embarazada… no importa, vamos – Se acercó a Pilar y Tomás y los felicito, aún así su cabeza estaba en otro lado, algunos lo notaron pero no dijeron nada
Cindy: Ósea que a mí ya no me van a querer?
Pilar: Qué? No, claro que te vamos a querer – Le dio un beso en la cabeza –
Mia: Bueno, bueno, con Manu también les tenemos una noticia
Guido: Otra guagua?
Mia: No Guido, nos vamos a casar – Al igual que a Pilar y Tomás todos los felicitaron –Así siguió la tarde, pero Marizza todo el tiempo fuera de ella, de hecho desde que Pablo se fue había cambiado, se había propuesto no llorar más por un hombre y siempre andaba feliz (Frente a los demás aparentaba estarlo), al principio estaba muy deprimida pero cuando nació su beba no pensó más que en ella y jamás se dio el tiempo de tener una relación seria, pero la realidad era otra, si jamás pudo volver a estar con nadie enserio era porque en el fondo y por más que se esforzara en negarlo Pablo todavía ocupaba su corazón, y sí, lo odiaba pero con esa misma intensidad que lo odiaba también lo amaba, en ese momento sentía que aún estando todos faltaba algo. Más tarde llegaron a casa, Cindy se había quedado dormida en el camino, Marizza subió a acostarla (Ya era de noche) y luego bajó hasta la cocina, estaba sola pues Luján ya no vivía ahí, Mia se había cambiado a su nueva casa y Sonia con Franco dormían, o eso creía ella, abrió el refrigerador, sacó un poco de zumo de durazno, se sirvió y otra vez Pablo venía a sus pensamientos, trataba de sacárselos pero no podía, no supo como pensando y pensando una lágrima rodó por su mejilla pero al darse cuenta que otra vez estaba llorando por él se la secó rápidamente y haciéndose la fuerte nuevamente
Marizza: Soy una tarada, qué estoy haciendo? No Marizza, no, no podés llorar otra vez por el muñequito – En ese momento apareció Sonia en la cocina –
Sonia: Ciela qué estás haciendo acá a esta hora? Pensé que ya estabas dormida
Marizza: Venimos de lo de Pilar y Tomás, fui acostar a Cindy y yo bajé, tenía sed, la pregunta es qué hacés vos despierta? Pensé que estabas durmiendo ma
Sonia: Sí, pero escuché ruidos acá y vine a ver, te encontrás bien ciela?
Marizza: Sí mamá, por supuesto que me encuentro bien, por qué?
Sonia: No sé estás como rara
Marizza: Ideas tuyas, la edad te está afectando, no?
Sonia: Otra vez con eso de la edad? Pero si yo no estoy vieja, mirame
Marizza: Sí mamá, te miro, por eso te lo digo – Se paró y se fue acostar sin decir ni una palabra más ¿Acaso tan mal estaba ese día que todos se daban cuenta? –Un par de días más tarde era el matrimonio de Luján, Marizza estaba esperando desesperadamente ese día para después irse, no era que quisiera dejar a su hija, era lo que más le costaba, pero estando ahí, con sus amigos, en Buenos Aires le venían un montón de recuerdos a la cabeza y quería distraerse, olvidarse un poco de todos, aunque por supuesto volvería pronto. Mia estaba como loca maquillando a Luján, más parecía que la que se iba a casar era ella, Marizza y Luján no hacían más que reírse y arruinar todo el trabajo de Mia, la que cada minuto estaba más histérica
Marizza: Pará Mia, si estás así ahora no me quiero imaginar cuando te casés vos, vas a tener que empezar arreglarte una semana antes – Luján soltó una carcajada y chocó su mano con la de Marizza –
Mia: Pero nena no te movás, no ves que así no te puedo pintar bien?
Luján: Ya Mia, así estoy bien
Mia: Me va a dar algo, les juro que con ustedes me va a dar algo, pero ni el día de su matrimonio pueden esmerarse por verse mejor? EH? – Marizza tomó un lipstick y le pasó por la cara a Luján, solo para molestar a Mia –. PERO MARIZZAAAAA!!! VETE DE ACÁ NENA, FUERA!!
Marizza: Está bien, me voy, no me interesa estar escuchando tus gritos histéricos
Mia: YO NO SOY UNA HISTÉRICA!! – Marizza se fue sin prestarle atención – Y ahora cómo te saco esto?