Capitulo 3

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Finalmente Mia fue al shopping con Cindy, mientras veían vestidos la nena preguntó…
Cindy: Tia
Mia: Sí?
Cindy: Mi papá me quería? – Mia la miró y borró la sonrisa sin entender la pregunta –
Mia: Por qué me preguntás eso?
Cindy: No sé, mi mamá no me respondió
Mia: Por qué te importa tanto? Nunca lo conociste, y por lo que me dijo tu mamá, solo viste una foto
Cindy: Es que… todas las niñas que conozco tienen papá y yo no
Mia: Bueno preciosa yo no te puedo responder eso, pero… yo creo que sí. Mirá que lindo este, te gusta? – Cindy la miró pero no dijo nada –

Dos días más tarde – Estaban todos reunidos en lo de Pilar y Tomás, luego de que estos los llamaran, aunque Marizza estaba como en otro mundo, siempre se habían juntado todos pero ella siempre estaba de giras o cosas así y casi nunca estaba, y ahora que sí lo estaba sentía que algo faltaba, sentía la ausencia de Pablo
Guido: Bueno para que nos reunieron a todos?
Pilar: Con Tomy tenemos que darles una noticia – Todos miraban curiosos por esa noticia –
Tomy: Vamos a ser papás!! – Todos fueron a felicitarlos, Marizza miraba en una esquina, sonreía pero no decía nada, fue Luján la primera en acercarse hasta ella –
Luján: Qué te pasa Marizza?
Marizza: Nada por?
Luján: Cómo por? Estás acá apartada, ni siquiera fuiste a decir nada, te conozco dale a mí no me mientas
Marizza: No nada, me estaba acordando de cuando quedé embarazada… no importa, vamos – Se acercó a Pilar y Tomás y los felicito, aún así su cabeza estaba en otro lado, algunos lo notaron pero no dijeron nada
Cindy: Ósea que a mí ya no me van a querer?
Pilar: Qué? No, claro que te vamos a querer – Le dio un beso en la cabeza –
Mia: Bueno, bueno, con Manu también les tenemos una noticia
Guido: Otra guagua?
Mia: No Guido, nos vamos a casar – Al igual que a Pilar y Tomás todos los felicitaron –

Así siguió la tarde, pero Marizza todo el tiempo fuera de ella, de hecho desde que Pablo se fue había cambiado, se había propuesto no llorar más por un hombre y siempre andaba feliz (Frente a los demás aparentaba estarlo), al principio estaba muy deprimida pero cuando nació su beba no pensó más que en ella y jamás se dio el tiempo de tener una relación seria, pero la realidad era otra, si jamás pudo volver a estar con nadie enserio era porque en el fondo y por más que se esforzara en negarlo Pablo todavía ocupaba su corazón, y sí, lo odiaba pero con esa misma intensidad que lo odiaba también lo amaba, en ese momento sentía que aún estando todos faltaba algo. Más tarde llegaron a casa, Cindy se había quedado dormida en el camino, Marizza subió a acostarla (Ya era de noche) y luego bajó hasta la cocina, estaba sola pues Luján ya no vivía ahí, Mia se había cambiado a su nueva casa y Sonia con Franco dormían, o eso creía ella, abrió el refrigerador, sacó un poco de zumo de durazno, se sirvió y otra vez Pablo venía a sus pensamientos, trataba de sacárselos pero no podía, no supo como pensando y pensando una lágrima rodó por su mejilla pero al darse cuenta que otra vez estaba llorando por él se la secó rápidamente y haciéndose la fuerte nuevamente
Marizza: Soy una tarada, qué estoy haciendo? No Marizza, no, no podés llorar otra vez por el muñequito – En ese momento apareció Sonia en la cocina –
Sonia: Ciela qué estás haciendo acá a esta hora? Pensé que ya estabas dormida
Marizza: Venimos de lo de Pilar y Tomás, fui acostar a Cindy y yo bajé, tenía sed, la pregunta es qué hacés vos despierta? Pensé que estabas durmiendo ma
Sonia: Sí, pero escuché ruidos acá y vine a ver, te encontrás bien ciela?
Marizza: Sí mamá, por supuesto que me encuentro bien, por qué?
Sonia: No sé estás como rara
Marizza: Ideas tuyas, la edad te está afectando, no?
Sonia: Otra vez con eso de la edad? Pero si yo no estoy vieja, mirame
Marizza: Sí mamá, te miro, por eso te lo digo – Se paró y se fue acostar sin decir ni una palabra más ¿Acaso tan mal estaba ese día que todos se daban cuenta? –

Un par de días más tarde era el matrimonio de Luján, Marizza estaba esperando desesperadamente ese día para después irse, no era que quisiera dejar a su hija, era lo que más le costaba, pero estando ahí, con sus amigos, en Buenos Aires le venían un montón de recuerdos a la cabeza y quería distraerse, olvidarse un poco de todos, aunque por supuesto volvería pronto. Mia estaba como loca maquillando a Luján, más parecía que la que se iba a casar era ella, Marizza y Luján no hacían más que reírse y arruinar todo el trabajo de Mia, la que cada minuto estaba más histérica
Marizza: Pará Mia, si estás así ahora no me quiero imaginar cuando te casés vos, vas a tener que empezar arreglarte una semana antes – Luján soltó una carcajada y chocó su mano con la de Marizza –
Mia: Pero nena no te movás, no ves que así no te puedo pintar bien?
Luján: Ya Mia, así estoy bien
Mia: Me va a dar algo, les juro que con ustedes me va a dar algo, pero ni el día de su matrimonio pueden esmerarse por verse mejor? EH? – Marizza tomó un lipstick y le pasó por la cara a Luján, solo para molestar a Mia –. PERO MARIZZAAAAA!!! VETE DE ACÁ NENA, FUERA!!
Marizza: Está bien, me voy, no me interesa estar escuchando tus gritos histéricos
Mia: YO NO SOY UNA HISTÉRICA!! – Marizza se fue sin prestarle atención – Y ahora cómo te saco esto?

Si Hoy No Te Tengo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora