III

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—Te caíste en la entrada de la escuela —repitió mi hermana cruzándose de brazos

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—Te caíste en la entrada de la escuela —repitió mi hermana cruzándose de brazos.

Wendy se encontraba en el umbral de mi puerta utilizando aquella mirada de: "sé que estás mintiendo y quiero que lo admitas".  Pero yo no iba a decir la verdad, no solo por el hecho de que se iba escandalizar un poco, sino porque me resultaba vergonzoso decirlo en voz alta.

El viaje en auto fue silencioso, la música de la radio y su canto llenaban los vacíos, pensé que luego de almorzar podría escabullirme a su cuarto e intentar hablar con ella, pero no fue necesario porque Wendy apareció en el mio a pedir explicaciones de porqué tenía una bandita de Hello Kitty en mi nariz.

—Me caí, no soy alguien muy lista —respondí quitándome las zapatillas, esperando que con esa respuesta dejara de preguntar.

—¿Y ese chico que te estaba hablando? —prosiguió—. No lo quisiste llevar.

—Porque casi ni nos hablamos, ¿qué le iba a decir en el auto? —protesté—. Hola Benjamin, mucho gusto, soy tu compañera desde la primaria, pero aún así piensas que mi nombre es Holly, ja ja ja, ¿quieres un sándwich?.

—Seguro te diría que sí y tal vez lo de Holly era una broma, una manera de romper el hielo.

—No intentes buscar el lado positivo, odio eso.

—Es que tú siempre ves lo negativo —se quejó entrando a mi dormitorio—. Si hubiera venido en el auto tal vez hubieran conectado y ¡Bam! Mañana almuerzan juntos en la cafetería y así se forman las amistades espontáneas.

—No porque vayas a Diamond tienes que intentar buscarme amigos a la fuerza.

Wendy se quedó en silencio y tomó asiento en la silla giratoria de mi escritorio.

Me sentía estúpida al sacar ese tema a colación cuando tenía planeado disculparme, pero estaba un poco molesta por todo lo que había ocurrido estos últimos días.

—Lo siento —me disculpé abrazando a Tinky Winky, el sapo de peluche—. Por no hablarte, por enojarme por algo que no debería y por hacerte sentir mal.

—Estás en tu derecho, debí decírtelo desde un principio, yo fui un poco estúpida también.

—No te quedarás aquí para siempre, y no deberías hacerlo por mí —le aseguré—. Yo conseguiré amigos por mi cuenta, o un gato, ¿sabes? Siempre quise uno y ponerle perro, así tiene una crisis de identidad.

Wendy sonrió, pero sabía que pensaba que era raro lo que estaba diciendo, hasta a mi me parecía raro.

—Tienes a Lucy, a ese tal Ben, incluso a mí y a los chicos, Josh y Becky, no nos iremos para siempre —me aseguró tomando asiento en mi cama—. Está la tecnología para ayudarnos, ¿okay?.

La lógica entre Ben y HopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora