XIII

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Desde el comienzo del sábado había intentado leer el libro que me había dado Hope innumerables veces y fracasé en cada una de ellas

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Desde el comienzo del sábado había intentado leer el libro que me había dado Hope innumerables veces y fracasé en cada una de ellas. Los gritos de Holly y Tyler por sus constantes peleas, la música alta de Alex y el llanto de Roger eran los motivos principales de mi deprimente fracaso, pero cuando Noah —el mejor amigo de Alex— llegó a casa como si fuera un integrante más de la familia, abriendo la heladera para buscar las sobras de comida de hoy al mediodía, tomé la sabia decisión de rendirme de una buena vez y tirarme en el sofá para ver televisión un rato, antes de irme a hacer la tarea atrasada de la escuela mientras me preguntaba por qué no fui dado en adopción o por qué mi madre no se detuvo solo en un hijo.

—Están golpeando la puerta —dijo Noah con la boca llena mientras sostenía un bowl repleto de maní.

—¡Voy! —gritó mi hermano desde la cocina.

No sabía que estaban haciendo ambos, pero cada vez que se juntaban todo siempre terminaba siendo un desastre, Holly se estresaba más de lo habitual y terminaban discutiendo. Debía preparar una excusa para marcharme de la casa antes de que eso sucediera, o podía irme a leer en el sótano si antes conseguía una lámpara o un foco para reemplazar el que estaba quemado.

Supuse que la persona que golpeaba la puerta era mi mamá que estaba de regreso de la casa de mi tía, tal vez se había olvidado la llave y por eso no conseguía entrar por su cuenta, pero los gritos de Alex diciendo mi nombre me hicieron saber que me había equivocado por primera vez en mi vida.

Me levanté sin ganas del sofá y sin siquiera pausar la película que estaba viendo, arrastré mis pies hacia la puerta de mal humor. Sinceramente no tenía idea de por qué Alex me estaba llamando y el hecho de encontrarme con Thalia del otro lado de la puerta volvió las cosas mucho más confusas, era como si me hubiera teletransportado a una realidad paralela en donde yo le había dicho a Thalia dónde vivía y de algún modo éramos lo suficientemente cercanos como para que tuviera el tupé de invadir mi vida fuera de la escuela sin siquiera preguntarme antes. Esperaba que tuviera una buena excusa por la que estaba aquí, porque había tenido un mal día y el único sentimiento que me provocó verla con una enorme sonrisa en su rostro era el de cerrarle la puerta en la cara e irme a dormir.

—¿Qué? —solté sin ocultar mi disgusto y confusión por su presencia.

Podía sentir los ojos de Alexander clavados en mi nuca, por lo que me di la vuelta para echarlo, pero solo me encontré con mi hermano y su mejor amigo mirándonos a ambos como si fuera una escena interesante, esta era la primera vez que una chica me venía a buscar a la casa y no podían ocultar su sorpresa, me hacían sentir un poco molesto por lo obvios que estaban actuando, le estaban dando material a mi enemiga para que se burle de mi.

—Buenos días a ti también —dijo Thalia con sarcasmo—. Tu hermano es más simpático.

Lo último lo dijo en voz alta, como si quisiera que Alex la escuchara, lo cual no era imposible ya que estaba casi en medio de nosotros.

La lógica entre Ben y HopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora