II

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—Tenía el cabello azul ¿No? —preguntó Tobías

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—Tenía el cabello azul ¿No? —preguntó Tobías.

—Si, y era baja —respondí—. Estoy mas que seguro que se llama Holly.

—Y estoy más que seguro de que te equivocas —me interrumpió Jackson—. ¿Por qué tanto interés en la chica?.

—¿Por qué no habría de tener interés en ella? ¡Lo salvó de que muriera tan joven! —se quejó Tobby apuntándome con su dedo.

—No sabemos, pude haber ganado la pelea —protesté.

—Tu obsesión por ganar fue lo que te llevó a pelear con Tim, así que eso debería ser en lo último que estés pensando —me regañó Jackson.

No era mi culpa que London fuera un perdedor, las probabilidades de que ganara el concurso de matemáticas eran uno de cien, ¿acaso no podía festejar por tener el primer lugar? ¿Es mi culpa que él sea un mal perdedor? La realidad era que no, y encima de todo eso, por querer golpearme en medio de la escuela deberían expulsarlo. Pero yo no era esa clase de chico, por lo que debería agradecerme por mantenerme en silencio y no reportar su actitud con el director.

—De todas formas, ¿por qué se metió en el medio? Si tú no la conoces —señaló Tobby—. Amiga de Tim no creo que sea porque la golpeó en la cara.

Me encogí de hombros y decidí mejor morder mi sándwich. No sabía qué responderle.

—Tal vez sea masoquista, debe ser lo de las cincuenta sombras, ¿entienden? —señaló el castaño.

Jackson golpeó su hombro con más fuerza de la debería, ya que Tobby hizo una mueca de dolor demasiado realista como para tratarse de una broma y comenzó a frotar su herida. Las mejillas del pelinegro comenzaron a encenderse como si se trataran de un fósforo y no podía comprender si era porque estaba molesto o avergonzado por lo que acababa de decir Tobías.

—Dios mío, eres un pervertido, no sé cómo sigo siendo tu amigo —se quejó intentando tomar un poco de puré de papas grumoso de su plato.

—Porque me quieres —se burló Tobías abrazándolo por la cintura, pero Jackson lo apartó de un empujón—. Es la única respuesta lógica que encuentro.

—En vez de buscar una justificación deberían ir a hablar con ella —murmuró—. Darle las gracias por lo menos, no sé, yo digo.

Ese "No sé, yo digo" era una manera indirecta de decirme que si no le iba a dar las gracias me iba a llevar de la oreja para que lo hiciera, por lo tanto intenté buscar con la vista una llamativa cabellera azul, pero no la encontraba por ninguna parte, esto era un dolor de cabeza.

La lógica entre Ben y HopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora