Michelle: ¡Ya levanta ese gran trasero de la cama que vamos a llegar tarde!
Yo: Cinco minutos más- pido abrazando la almohada de Harry.
Lo siguiente que siento es un chorro de agua caer en mi pelo, gruño abriendo los ojos y la veo con su dedo alzado hacia mi.
Maldita Michelle y sus dones de agua.
Michelle: El próximo será directo en la cara si no te levantas.
Un libro la golpea en la cabeza y sonrío satisfecha, me levanto con la sábana envuelta en mi cuerpo y entro al baño.
Adivinen quién fue prácticamente violada por su prometido (con aprobación, claro) a las tres de la mañana.
Sí, yo.
Me doy una ducha rápida, me pongo ropa interior limpia y salgo en toalla, Michelle está sentada en la cama con su teléfono, voy a mi armario y me visto con un vestido corto rosado pálido con piedras en el escote, la falda plisada y un cinturón dorado con mis tacones color beige, en mi pelo Michelle hace una trenza francesa y me maquilló levemente, agarro mi bolso de mano y ya estoy lista.
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Michelle: Las demás nos esperan en la tienda.
Nos montamos en mi auto y nos vamos cantando junto a Fift Harmony que suena en la radio, los gemelos se fueron temprano a buscar un traje para Harry junto con los chicos y Anne se quedó con los niños.
Llegamos y no puedo evitar sentir mariposas en el estómago y mis ojos se cristalizan, aquí estoy, buscando un vestido de novia para casarme con el amor de mi vida.
Michelle: No seas dramática- bromea abrazando mi cintura- ¿Estás lista?
Yo: Como nunca.
Entramos y vemos a mi madre, Gigi, Penny (con Kenny decidieron irse luego de la boda) Jade, Jessy, Gemma, Meg, Bessie, Nick ¿y James?
Lo miro con el ceño fruncido ¿qué hace aquí?, se supone que me odia.
Las saludo a todas y cuando llego a él me sorprende con un abrazo, lo miro confundida y sonríe.
James: Ya sé que no me esperabas por aquí pero no quiero perderme algo tan importante como tu boda por vivir frustrado con mis demonios del pasado.
Sonrío y lo abrazo, no sé pero últimamente todo está cayendo en su lugar, primero Jessy, luego Klein y ahora James.
Se nos acerca una señora de unos cuarenta años de ojos azules y pelo canoso amarrado en un chongo con una radiante sonrisa en su rostro.
Señora: Bienvenidos a Candy Anthony, soy Brenda ¿en qué puedo ayudarles?
Mamá: Buscamos un vestido ideal para esta chica- dice abrazando mi cintura.
