CAPITULO 3

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Voltee hacia aquella voz y me encontré cara a cara con David, lucia muy bien, elegante y con una sonrisa inigualable,

-Hola, yo solo... bueno... yo preguntaba para...- no sabía que decir, estaba muy nerviosa, controle mis nervios y trate de hablar bien.- yo te buscaba para agradecerte por el gesto de la noche anterior y bueno pensaba invitarte hoy un café pero veo que ya traes uno.

-De hecho son dos, uno para ti y el otro para mi.- quede atónita, y solo me limite a sonreír.

-Gracias pero no era necesario, yo estoy bien no tengo frió.

-Anda tómalo, ¿vamos a sentarnos? Estoy un poco cansado.

Me dio el paso a mi primero, y nos dirigimos a la banca de la noche anterior, había un silencio entre ambos el solo miraba hacia las vías, mientras yo tronaba los dedos de mis manos quería saber más sobre David pero no me atrevía a preguntar.

-¿Por qué estas nerviosa?- pregunto viéndome directamente a los ojos.

-No claro que no, yo solo bueno hace algo de frió es todo.

-Bueno si es eso se puede solucionar – fruncí un poco el ceño dando a entender que no entendía a que se refería. Pero se puso de pie y se quitó su abrigo.

-No, no lo puedo aceptar, yo traigo un suéter lo suficiente grueso y también tengo el café, estoy bien así.

-No es suficiente por lo visto, póntelo, luce bien en ti- dijo eso regalándome una linda sonrisa así que no me pude negar y me lo puse, podía oler su perfume era suave, no calaba en mi nariz quería aspíralo directamente de la tela pero no lo hice eso sería muy raro.

-Y bueno ¿qué me cuentas de ti?...

- Bueno, voy a la universidad estoy en mi primer año.

-Suena grandioso y ¿qué es lo que estudias?

-Psicología. Y tu mmm... ¿qué edad tienes? O ¿en que trabajas?

-¿Mi edad importa? – dijo levantando ambas cejas, acaso le molestaba decir su edad – Tengo 23 años y trabajo en una empresa de bienes raíces, salí de la universidad hace un año.

- No luces muy convencido, ¿acaso no te gusta tu trabajo?

-Realmente no es lo que yo quería, pero las circunstancias así lo dispusieron- ¿a qué se refería con "las circunstancias lo dispusieron"? – pero dime ¿Qué edad tienes?

-18, casi cumpliré 19 en 8 meses.- dije sonriendo de una manera que no lo había hecho antes, como cuando a una niña pequeña están por darle aquel helado que tanto pidió.

-Aun eres muy pequeña, y luces tierna.- me sorprendió que dijera eso y sabía que un tono rojo había aparecido en mis mejillas- y te ves linda cuando te sonrojas.

Un sonido anunciaba que mi tren ya estaba muy cerca así que me levanta de la banca.

-Bueno llego la hora de irme.- me quite el abrigo y se lo regrese pero él no lo aceptaba.- Tienes que tomar tu abrigo parece muy costoso.

-Quédatelo y luego me lo regresas, así tendrás una excusa para volvernos a ver.- me lo quito de las manos y lo puso sobre mis hombros.- anda es hora de que te vallas, es tarde y se te ira el tren.

-Claro adiós- le dije despidiéndome agitando la mano, camine un poco para luego darme la vuelta, me acerque a él y me pare de puntitas ya que él era más alto que yo y le di un beso en su mejilla.- Mejor diré hasta luego.

David solo sonrió, se quedó parado viendo como caminaba hacia los vagones, pero antes de subir escuche que grito mi nombre.

-¡Sofí! Que tengas una linda noche. – ¿me había dicho Sofí? Sonó tan lindo cuando lo dijo. Camine por el pasillo y me senté aun mirándolo por la ventana, el tren se puso en marcha y lo vi hasta que su silueta desapareció a la distancia. Era increíble lo que había sucedido, acerque su abrigo a mi nariz y aspire su rico perfume cerrando los ojos, temía abrirlos y darme cuenta que todo lo que acababa de suceder era solo un sueño.

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El chico del abrigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora