Capítulo 3

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Me serví dos salchichas y un huevo con bacon en el plato mientras escuchaba en pijama la radio.

Comí tranquilamente el desayuno en el sofá, bien arropada con las mantas, oyendo las noticias de hoy.

Mientras mordisqueaba una salchicha como un ratón, decidí llamar a Beth, a ver como le iba, y ya de paso averiguar si habían llamado del instituto.

Esperé comiendo mientras el pitido sonaba unas cuantas veces, y ella descolgaba.

—Hey, ¿Cómo vas?

-—Hola, cariño, estoy ocupada ahora mismo, espera un momento —Su voz sonaba jadeante, y se oían ruidos de sartenes y ollas chocando. —Ya está, acabo de salir del turno de cocina. La señora Louis está últimamente más excéntrica. —La señora Louis era su jefa, y normalmente la mataba a trabajar.

—¿Más aún? —Mi tono dejaba entrever que no me agradaba esa señora.

—Es sorprendente su don para encontrar cosas mal hechas —dijo jadeando— pero de todas formas eso da igual. —Aunque no estuviese viéndola sabía que había hecho un gesto con las manos para quitarle hierro al asunto— ¿Qué tal ayer? He oído que hubo una tormenta.

Si yo le contase... Hubo más de una tormenta anoche.

Había decidido tratar de olvidar el episodio y actuar como si nada hubiese pasado; o al menos todo lo que pudiese.

—No hice nada, vi un rato la tele y después me aburrí y me fui a la cama. Nada interesante.

—Oh, bueno yo también me fui a la cama pronto, ayer estaba cansadísima. —Unas voces la llamaron por detrás —Hija, tengo que irme, te quiero, adiós.

—Adiós. —Pero ella ya había colgado. Tiré el teléfono de mala manera en la mesita y seguí comiendo.

Me aburría, pero no podía llamar a Lacey, siempre estaba quedando con ella; además a lo mejor estaba con Brad. Tampoco tenía más amigos, si no contamos con algunos del orfanato o con la anciana de la biblioteca, que aunque es muy agradable, tiene más vida social que yo, al igual que Lacey.

Pero podrías

Ya, voy al parque y le digo a alguien:

—Hola, ¿Quieres ser mi amigo?

No, pero puedes socializar un poco, que estás más sola que Judas en el día del amigo.

Genial, hablas sola, y encima tu voz interior te insulta. ¿Dónde estabas cuando suspendí química eh?

Regañándote por haberte tirado toda la noche viendo Mentes Criminales en vez de estudiar.

Vale, esto es el colmo. Decidí intentar hacer algo por esta sociedad, y me dispuse a coger las llaves del Suzuki Jimny, y dar una vuelta por la zona.

Hace ya un tiempo que buscaba un trabajo para colaborar con Beth, que casi no llega a final de mes, con estos tiempos que corren, ya le han bajado el sueldo dos veces, y encima desde que me adoptó tiene que pagar el instituto, libros, comida...

Estaba dando una vuelta alrededor del lago Vostok, usualmente congelado, pero realmente bello, cuando me di cuenta del cartel que colgaba el establecimiento de los patines de hielo:

SusurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora