drawn together [olivarry]

Parte dos

Oliver estaba a unas cuadras del hotel cuando se permitió detenerse y recostarse sobre una pared de ladrillo, jadeando por el esfuerzo de evitar regresar con su omega tan pronto como fuera capaz físicamente y hacerle gritar su nombre.

Piensa en laurel. Se demandó a si mismo. Pero por primera vez los pensamientos sobre la abogada no lograba calmarlo o distraerlo. Siguió pensando en ojos verdes. Oliver se sobresaltó cuando su teléfono comenzó a vibrar. Era Dig, seguramente preguntándole qué le había llevado tanto tiempo. Él estuvo hablando con el líder de una compañía de transportes que traficaba droga y armas ilegales. Había vuelto al refugio cuando lo encontró.

- Estoy regresando, Dig.

- Bien porque parece que Felicity encontró algo.

- Estaré ahí- Y luego colgó antes que Dig dijera algo más. Cerró sus ojos y apoyó la cabeza hacia atrás. Él tenía que vencer a la distracción. Las personas de Starling City necesitaban de él para honrar la memoria y deseos de su padre. Ese era su deber, su destino.
Él no podía permitir distraerse con laurel y seguro como el infierno no iba a hacer una excepción con un niño que acababa de conocer. Él no podía tener una relación y menos con un omega. Debía enfocarse en lo que era importante, la lista.

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A pesar de su mejor esfuerzo, tan pronto como el CEO de transporte fue capturado -dos noches mas tarde- se encontró encaramado en la salida de incendios afuera de la ventana del hotel en donde se hospedaba el omega. Oliver no había podido olvidar el aroma de tormenta y los pálidos ojos verdes. Se dijo a si mismo que solo iba para asegurarse que el omega realmente había vuelto y que no había sido herido más de lo que ya estaba, porque aunque no lo desease, se preocupaba por él.

La luces estaban completamente apagadas en su suite, con solamente una tenue luz brillando en la cocina. Las persianas en la habitación contigua estaban cerradas y la luz apagada, por lo que el niño debía estar dormido. Oliver esperó un poco más antes de irse, tratando de capturar una mirada o un sonido de él, pero se encontró solo con su respiración. Oliver estaba apunto de girarse e irse cuando escuchó un gemido. Cada músculo en el cuerpo del alfa se tensó. Su audición se agudizó, el podía oír un incremento de la respiración y- ¿Había alguien allí?. Su visión se tiño de rojo. Ese era su omega.

El cuerpo de Oliver parecía andar en piloto automático cuando encontró una débil cerradura en la ventana y la abrió con silenciosa precisión. Se escabulló lo mas rápido y silencioso de lo que él había sido en su vida y se dirigió al dormitorio del niño.
El olor del niño impregnó la habitación a pesar de que la habitación era de hotel. Respiró profundamente. Era mas fuerte y denso de lo que recordaba. No se detuvo a pensar en eso cuando alcanzó su objetivo y abrió la puerta del dormitorio, inmediatamente el olor lo golpeó.

Mierda.

Él estaba en celo.

Maldita sea si no fuera el mejor aroma del jodido mundo. Inhaló profundo, pensando que sería feliz rodeado de ese olor para siempre.
Oliver se pusó duro al instante. Soltó involuntariamente un gruñido grave y profundo. Al oír el sonido, el omega se sacudió de entre las sabanas y miró alrededor de la habitación con ojos nebulosos, exponiendo extensiones de piel suave.

El olor a alfa lo alcanzó y sus ojos se centraron en el alfa con una mirada aguda que no estaba ahí hace unos segundos. Dejó escapar un gemido que hizo que Oliver se acercara a la cama. La necesidad de dominar a su omega golpeaba en sus oídos. Su omega en celo.

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Las pasadas 48 horas habían sido un infierno. No importaba lo que intentara, la fiebre empeoró y nada de lo que hacía ayudaba; intentó con sus dedos, un dildo, nada funcionó. Su cuerpo estaba clamando por un alfa. Su alfa. Su orgullo había desaparecido horas antes. Y su alfa estaba ahí. Otra vez, cuando mas lo necesitaba.