No caeré ante ti [SOURIN]

Miedo a quererte

¡Hola! Mis queridos y fieles lectores, no crean porque he tardado en volver a esta novela quiere decir que la abandonaré, ni loca es una de mis favoritas pero hago lo que puedo.

Cuatro novelas en emisión, trabajo, estudios y pare de contar. En fin, disfruten del capítulo.

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Sousuke suspiro por milésima vez en el día dejando a un lado los papeles de un caso que se supone debía resolver, tenía más de una hora con los documentos en la mano pero no había prestado la mas mínima atención.

Habían pasado unos cuantos días desde su último encuentro con el pelirrojo, no lo negaba se había comportado como un imbécil, pero sintió miedo, y no pudo evitar ponerse a la defensiva.

¿Miedo de que? De sentirse demasiado cómodo a su lado, de dejarle entrar, de mostrarse débil o peor, de que él se convirtiera en su debilidad, si es que ya no lo había hecho.

Además de que estaba haciendo lo que él más odiaba mezclar su trabajo con su vida privada, una de las cosas que él más criticaba, como cuando en los pasillos de la comisaría se presentaban dramas pasionales entre sus compañeros de trabajo.

Y ahora no tenia lo suficientes pantalones para ir a enfrentarlo, levantó la vista al ver al castaño hacer acto de presencia en el desastre de oficina que tenía.

—Recién hecho, como te gusta— dejo una taza de café bien cargado en el escritorio de Sousuke— ¿Cómo ha ido tu día, Sou?

—Del asco— respondió en el acto atacando la humeante bebida.

—Que amargado, Sou— se burló Makoto tomando asiento frente a él.

— ¿Te parece? O es que cierta persona últimamente va dejando flores y corazones por donde pasa— soltó sarcásticamente el ojician.

—Estoy feliz, no lo niego— se encogió de hombros.

—Solo te pido que a la hora de cumplir con tu deber seas objetivo — advirtió y Makoto borró la sonrisa que adornaba su rostro.

—Haruka no tiene nada que ver con lo que Rin haga— replicó serio.

—Son amigos, no lo pongas en duda— bebió un sorbo de café.

—Entonces que tú seas un imbécil, quiere decir que yo lo soy?— se burló irónico poniéndose de pie el castaño.

Sousuke vio molestia en su mirada y se sintió culpable por descargar su frustración con él.

—Lo siento, Makoto...Yo—  el aludido no le dejo terminar.