XIX

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 Finalmente llegó el día. EL día. Su cumpleaños, pero no se refería al aniversario de su nacimiento, sino a la vez en la que había vuelto de entre los muertos.
Pensó que era maravilloso, que habían sido los cinco años más preciosos de su vida, pero casi fue como un razonamiento automático. En cuanto las palabras resonaron en su mente, supo que eran incorrectas. Si se alegraba por estar más viva que nunca, eso significaba que antes estaba muerta y que todo había sido un error del destino.
Quiso decir gracias, ¿mas por qué? ¿Qué había para agradecer? ¿Con quién iba a estar enojada si su situación fuese diferente? ¿A quién le echaría la culpa? No, eso no podía estar bien y, finalmente, lo entendió. No habían importado todas esas veces en las que le habían dado consejos, pues esa sensación tenía que venir de ella, y eso era lo que tanto le costaba.
Quizás, su cerebro atrapó a su alma en un momento de debilidad durante la madrugada, cuando las ideas fluyen libres sin el peso de las preocupaciones de todo el día, cuando el sueño vence a todas las distracciones y comienza a volar por diferentes mundos sin pedir permiso. Puede ser. ¿Quién sabe? Ella no sabe qué sucedió, pero está agradecida porque, por una vez en su vida, no tiene nada por lo que dar gracias o, mejor dicho, apreciaba todo, tanto lo bueno como lo malo.  

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⏰ Última actualización: Aug 31, 2017 ⏰

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Érase una vez... una enfermedad poco frecuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora