XIII

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Ella estaba perdida. Ahora era consciente de todos sus miedos, de todas las cosas que había estado aplacando en su interior. Había estado fingiendo mil sonrisas y millones de "estoy bien". Sin embargo, ese día no quiso mentir más. No quería y sentía que ya no podía. Entonces, el cielo le mandó un ángel que aceptó escucharla. Le dijo palabras que le dolieron pero que, a fin de cuentas, eran la pura verdad y debía afrontarla.
Al final, ella le pidió que guardara silencio, que pretendiera que nada de eso había sucedido, para que pudiera continuar con su vida normal, y el ángel obedeció.
Al verdadero final, ella logró ver la importancia de la situación en todos sus sentidos. Aquel ser era una persona real. Ella nunca olvidaría el momento por más que fuera su intención en un principio.
Los ángeles existen, mas se disfrazan con una remera sencilla, unos jeans y un par de zapatillas. Sólo sus enormes sonrisas y el brillo en sus ojos pueden delatarlos.  

Érase una vez... una enfermedad poco frecuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora