XVIII

1 0 0
                                    

Hay cosas que simplemente no comprendo. Por más que lo intente, no puedo. No entiendo por qué tengo esta insaciable sed por la escritura, no sé el motivo por el cual rezo cada noche o por qué perdono al que parecería no merecérselo. Me gustaría que alguien me explicara esa habilidad nata mía con la que me meto en donde no me llaman y me quedo aunque todo me esté invitando a que me vaya. Pero sería mucho más bonito que alguno de esos maravillosos libros que leo fuera capaz de darme las respuestas que hace poco descubrí que me hacía.

De pequeños nos dicen que vamos a estar bien, que todo pasará, mas eso no siempre es cierto. Sin embargo, nos quieren convencer de que hay esperanza. No estoy diciendo que no exista, pero está bien sentir miedo, está bien gritar, enojarse y llorar. Está perfecto odiar a la vida por un instante, sólo por un instante, porque, si no lo hiciéramos, nos estaríamos mintiendo. Cada día nos trae razones para sonreír; ¿por qué cosa me alegraría si todo es fantástico todo el tiempo? ¿Cómo venceré al temor cuando me dé cuenta de que nunca me enseñaron a combatirlo, a aceptarlo?

Los problemas pueden desaparecer; lo más probable es que lo hagan. ¿Y tú? ¿Dónde quedas? Te creías tan fuerte por haber ganado cada una de las batallas y resulta que nunca las peleaste. Preferiste hacer trampa e ir por el camino fácil, ¿cierto? Pero un día, uno extraño, vas a desear que esos años de felicidad se transformen. Te gustaría haber llorado más, haber admitido en voz alta que estabas aterrado, haber preguntado qué pasaría y que, por una vez, te hubiesen contestado con la verdad. Un "no sé" bastaba. No debemos pretender que somos unos sabelotodos y que nada se nos escapa, porque todo se nos escapa.

Y yo me quedo aquí, siendo incapaz de meterme en la cabeza y en el corazón muchas cosas, siendo consciente de que el tiempo no puede volverse atrás. En todo caso, si eso fuera posible, sería otra persona, una mucho más sabia tal vez. Por suerte, me gusta aprender y adoro los desafíos, así que, de momento, odio y amo ser tan ignorante.

Érase una vez... una enfermedad poco frecuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora