VI

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A veces me pongo a pensar en el poder que tienen las palabras y las acciones sobre las personas. Un simple movimiento o una corta sílaba pueden mover todo un mundo y cambiar a alguien para siempre.
En mi caso, hace unos días leí un conjunto de palabras que llegó de tal manera a mi corazón, que comencé a llorar.
La mayoría de la gente llora en las películas tristes, especialmente cuando se muere el adorado perro, o en los libros, cuando el amor no resulta...
Bueno, yo derramé lágrimas por una persona que no conozco, que habla otro idioma, que tiene otras costumbres. No sé si es buena o posee deseos de venganza, jamás comprendí su forma de pensar mediante unas páginas. En definitiva, es una extraña y, sin embargo, sentí su dolor por la situación que está pasando. Sé que tiene miedo, pero que desea, por sobre todas las cosas, tener fe y seguir adelante.
Espero que ella lo logre, tal como yo lo hice, tal como yo tuve mi final feliz.  

Érase una vez... una enfermedad poco frecuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora