Cap 24

7.1K 216 17
                                    

Creo que por un momento me imginé a Justin besandome, ¿ estaría obsesionada por él?,o peor aún, ¿ estaba empezando a quererle?. Ryan, sin saber el rumbo que estaban tomando mis pensamientos, siguió acariciandome. Pero yo no podía estar agusto. Por suerte la puerta de la tienda se abrió, interrumpiendonos, haciendo así que Ryan se despegara de mí para atender a un cliente.

- Ahora vengo nena.- Saqué todo el aire contenido en mis pulmones. Realmente no quería que el volviera.

Alisé mi camiseta con las manos y salí del almacén. Fuera, estaba Ryan mostrando a un señor donde se encontraban los clavos. Sin despedirme de él me fuí. Aún sabiendo que mi madre me mataría debido a que no dormí en casa, abrí la puerta. 

-¿Mamá?.- Pregunté en busca de una presencia en casa. Pero nadie respondía, al parecer mi madre había salido a comprar o a recoger a su nobio al aeropuerto.

Subí a mi habitación y me dispuse a estudiar, llevaba mucho tiempo sin tocar un libro y no me vendría mal repasar Algebra. Despúes de haber hecho los deberes me dí una relajante ducha, dejando que mis problemas se fueran por el desague, eliminando cada impureza que corría junto con el cauda de agua que caía por mi cuerpo. ¿Había algo más relajante?. Mm.

Al salir de la ducha envolví mi cuerpo en una toalla y lo sequé. Esparcí algo de crema para suavizar mi piel y darle ese olor a coco. Oí voces del piso de abajo y supuse que mamá ya había vuelto. Millones de sucesos vinieron a mí cabeza y supe, que a mi madre no le gustaría saberlo. Me vestí con un pijama y corrí por las escaleras.

-¡Samantha!.-Gritó al verme bajar por las escaleras.- Oh Dios mío, ¿dónde estubiste?.- Estaba muy preocupada, cosa que me partió el alma. Pero, si mal no recuerdo fue ella una de las razones por las que me fuí la noche pasada.

-Estoy bien mamá.

-Mira hija, no quiero que estemos así, tanta mentira, tanto secreto ....-Tomó aire en un suspiro.- Quiero que volvamos a estar unidas. Pero, eso no quita que estes castigada. Que sepas que lo hago por tu bien.

-Vale ... lo entiendo.- Tenía razón, me merecía un castigo. Y aunque no me gustara, tuve que aguantarme. No me quedaba otra opción.

Pasé el resto del día tumbada en mi cama. Leyendo novelas de amor infinito y de promesas para toda la vida. Cuando leía sobre príncipes apuestos, me imaginaba a Justin vesitod de época, lo que ocasionaba que una risita tonta se colara por mi comisura. Ni Ryan, ni nadie entraron en mí habitación, y lo agradecí. No quería visitas.

A la mañana siguiente me desperté con ganas de hacer algo diferente. Con permiso de mi madre, salí a pasear en mi bicicleta. Mientras caminaba sobre los pedales, una brisa primaveral peinaba mi melena. Compré en la tienda de Cookies unos deliciosos pastelitos con forma de flor. Al salir de la tienda, me topé con un cartel pegado al muro. Hablaba sobre clases de baile. Una curiosidad inundó mi mente y apunté el teléfono que aparecía en la hoja. Al volver a casa me encontré con Ryan tirado en el sofá.

-Hola Samantha. ¿Sabes qué?. En unos días me voy a Francia.- Me quedé pasmada, seguramente había sido la última en enterarme. Se le veía muy contento y gracias a Dios, no sacó el tema de el almacén. Le dediqué una sonrisa y me fuí a la cocina a hacer una tarta.

Bad Papi -[Justin Bieber]-Hot-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora