Bad Papi -[Justin Bieber]-Hot-

Cap 39

Salí del túnel, por fín terminó. Mientras notaba el peso de mi cuerpo sobre una estancia fría y dura, iba dandome cuenta de que ya había despertado.

Y de repente nada más exhalar mi primera bocanada de aire, un conocido aroma vino a mí. Al principio pensé que era imposible que estuviera junto a mí, pero al abrir mis ojos pude ver aquellos penentrantes ojos mirándome con preocupación.

-Samantha yo .... - Antes de que prosiguiera me impulsé hacia sus labios y los besé con pasión. Se notaba en cada movimiento que hacía cuanto le había necesitado. Sin importarme nada, tan sólo él.

Pero al ver como no respondió a mi beso paré y me alejé de él. Extrañada miré a mí alrededor para darme cuenta de que no era en mí casa en donde me encontraba. Si no en un sucio sótano.

-Sh. Sólo escuchame, yo.- La puerta se abrió y al instante Justin dió un paso hacia atrás, separándose por completo de mí. Hizo una extraña mueca y camino hasta donde el hombre que acababa de entrar.

-Gracias, mm. ¿Justin? . Es que cuando fuimos sólo estaba la vieja, pero ahora tenemos al tesoro.- Dijo un hombre gordo y viejo que me miraba deseoso. Mi sangre se enfrió.  No podía creer lo que veía Justin me acababa de vender o algo parecido, no entendía nada, pero lo poco que llegaba a comprender no era nada bueno.

-Bueno hos dejo solos. Nos vemos Francis.- Se despidió Justin con total frialdad y sin si quiera mirarme. Cosa que causo que mi respiración cambiara de estado.

Todo había dado un gran giro, me despierto inconsciente en los brazoa de mi amado, para de repente enterarme de que realmente no estoy con el si no con un tal Francis. Penoso por su parte.

Justo cuando Bieber abandonó el sótano, a paso pesado, se fue acercando el asqueroso hombre. Parecía disfrutar mi sufrimiento, cada vez estaba más próximo y hasta podía oler su putrefacto aroma a sardina.

-La pequeña Samantha, no sabes lp que llevo esperándote.

***

Otra vez inconsciente. No sé donde estoy, lo único es que se mueve. Abro mis ojos asustada, y lo primero que diviso es el cristal de un coche. Por suerte ya no huele a sardina, pero tengo frío. Observo mi cuerpo, carezco de ropa, tan sólo la lencería tapa mi cuerpo. Y un grave desazón delata las heridas por mi piel.

Giro mi cabeza, y al verle tengo ganas de gritar pero hay algo en mi boca que lo impide. Me quedo mirándole, y él lo nota.

-Tengo tanto que explicarte.- Susurra con la mirada fija al frente. Agradezco estar cerca de él, aunque desconozco la razón por la que lo estoy. Pero tan sólo con su presencia, mi mundo toma un color alegre.

Para el coche en un descampado. Es de noche y tan sólo la luna nos alumbra. Una vez que el coche se detiene, él gira su cuerpo hacia mí y se dispone a quitarme las cuerdas que paralizan mis movimientos. Hago una mueca de dolor y masajeo los lugares dañados de mi cuerpo.  Por último se desace de el trapo de mi boca, tras quitarlo, baja su dedo índice hasta mi labio inferior y lo acaricia. Lo que produce unas ganas tremendas en mí de soltar un gemido, haciendo caso a mi instinto grito.

- Oh nena. Cuanto te he deseado. Ahora mismo saciaré mis ganas de ti.- No diciendo nada, le mostré que estaba de acuerdo con su proposición.