Capítulo 9. | (Maratón 2/3)

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NARRA SEIRA

Pasaron las horas y mis padres ya llegaron. Mi madre carecía de una cara un poco más animada. Entonces me acerqué a ella y la abracé.

-¿Qué tal se encuentra Mia?

-Dicen los médicos que se va restrableciendo con normalidad. Es decir, que su vida está a salvo. Solo falta que despierte.

-¡Qué bien! -Al fin una buena noticia.

Me giré hacia papá, que se encontraba a mi lado para ver su reacción con las novedades. Este estaba serio, como si le importara poco el estado de Mia.

Seguro que quería que no se recuperara... -Pensé.

Papá se fijó en mí de repente. Ya creía que había leido mis pensamientos, porque me miró con repugnancia unos instantes hasta que sin más, empezó hablar.

-¿Llamaron a la puerta mientras que nosotros estabamos fuera?

-Eh... Sí. -Dije temerosa.

-¿Y quién era? -Genial, ya estaba enfadado.

-Henry. -Dije.

-Dime que no lo dejaste entrar...

-Qu-quería hablar conmigo...

-¡Niña desgraciada! -Se acerca a mí y me coge de los pelos echo una furia. -¡Te dije que no dejaras entrar a nadie!

-¡Suéltame! ¡Me duele!

-¡No te mereces nada! -Entonces, una vez dicho eso, me tiró al suelo y comenzó a pegarme con diversión escondida en su furia. A darme patadas delante de mamá, que ya estaba llorando.

No podía aguantar el dolor. Mi respiración era acelarada y vi que mi brazo estaba sangrando. Por eso dudarlo dos veces, me levanté y me alejé de ellos. Papá me perseguía por toda la casa, pero pude llegar a tiempo a mi habitación y poder cerrar la puerta con llave.

El golpeaba la puerta con brusquedad. Seguro estaba intentando romperla, pero yo intenté no hacer caso a los gritos que me llamaban con cólera.

En aquel momento me acordé del plan que Henry planeó.

-Cuando veas que algo se tuerce, solo tienes que pulsar el botón de esta llave para llamarme. Tranquila, todo saldrá bien. -Y con un beso en la frente se marchó.

...

Sacando de la chaqueta aquella llave, apreté aquel botón. Todos los videos de las cámaras que instalamos Henry y yo por toda la casa fueron enviadas al ordenador Henry para que él ya hiciera lo que tenía que hacer. Solo esperaba que todo este plan saliera bien...

[...]

Ya habían pasado horas, y yo estaba muerta de miedo en mi habitación. No me atreví a salir desde entonces, porque sabía que él notaría mis pasos y su enfado regresaría para devolverme lo que no pudo hacerme horas antes.

Y fue ahí cuando empecé a escuchar a mi salvación. Me acerqué a la ventana rápidamente para encontrarme con coches de policía parados en la acerca y parte de la carretera, en frente de casa.

Sonreí.

El plan solo acaba de empezar. -Pensé.

Momentos del presenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora