Estaba sin moverme. Me sentía paralizado y sin saber nada de la vida. ¿Qué podía hacer? Me sentía solo y sin nadie que me pudiera ayudar.
No quitaba la mirada de mí y cogiéndome el brazo con fuerza,me empotró contra el mueble de madera.
-No permitiré que te acerques a ella. -Le dije manteniendo la calma, y serio, le lancé una mirada amenazante, pero éste ni se inmutó.
Nunca fuí una persona asustadiza, pero hay que reconocer que en estos momentos me estaban haciendo pasar una mala jugada. La oscuridad seguía presente en aquella habitación y solo me quedaba escapar de su agarre e ir a buscar a Mia, pero este hombre no dejaba que moviera ni un músculo.
Los minutos pasaban malditamente despacio y empecé a ver mi vida a cámara lenta, desde que me regalaron mi primer videojuego hasta llegar hasta donde estoy ahora.
¿Cómo podía haber acabado de esta forma? Amaba a Mia pero, ¿cómo siempre ocurría algo que nos separase? Y sí, sufría. Nunca nadie me importó tanto, y pensar que ahora podría ser la última vez que la volviera a ver... Sabía que mi vida terminaría, y es el haber seguido luchando por estar junto a ella, lo que hacía que en mí creciera una presión de angustia imposible de remediar.
NARRA MIA.
Desperté desorientada en medio de la oscuridad. No sabía dónde me encontraba, no sabía que había pasado después. No sabía nada.
Intenté moverme pero estaba atada de pies y manos. La desesperación se apoderó de mí y unos llantos silenciosos salieron de mi boca. No podía gritar, la voz se me había quebrado y tenía miedo a que ese hombre volviera. Por eso empecé a moverme como una desquiciada intentando que los nudos se soltaran, pero cada vez los sentía más amarrados a mi piel. Pequeños sollozos se hicieron presentes y me sentí acabada y solitaria en aquellos instantes. Nadie venía, y el silencio no se iba de aquel lugar. Entonces Henry apareció de la nada en mi cabeza...
¡HENRY!
Estaba en peligro y le había dejado solo con él. Ay Dios mío... ¡Tengo que ayudarle! No iba a dejarle allí, no podría soportar que le pasara algo, por mi culpa.
"Voy a ir a buscarte, Henry" -Pensé en voz alta para darme fuerzas.
Nadie me separaría de su lado,NADIE.
La ira y el miedo estaban unidos en mi mente y consiguiéndolo no sé cómo, pude soltar las cuerdas que sujetaban mis muñecas, haciéndome sentir libre. Me sentí orgullosa de mi logro y una sonrisa tonta se mostró en mi rostro.
Minutos después ya estaba suelta y rápidamente me levanté del suelo y andé hacia la puerta. Le di un vistazo a la habitación. Estaba vacía, solo habían unas cuantas cajas en una esquina repletas de polvo, como si nunca nadie las hubiera tocado. Por lo demás, esa habitación era oscura y no había ventanas que pudieran hacer que la luz la alumbrase. Me dio un pequeño escalofrío sin importancia y segura de no querer seguir estando allí, abrí la puerta sin hacer el menor ruido posible y salí corriendo en busca de Henry.
NARRA SEIRA
Me quedé quieta en el sitio unos cuantos minutos que se me hicieron una eternidad, pero cansada y preocupada, me levanté y caminé de un lado para el otro, desesperada. Quería ayudar y necesitaba saber qué estaba pasando. No escuchaba nada desde hace mucho rato, la última vez que oí algo parecía como si se hubiera caído algo al suelo.
¿Henry estará bien?
No podía quedarme allí preguntándome algo que no podía saber. Pero entonces las palabras de Henry aparecieron en mi cabeza.
"Quedate aquí y no salgas. Volveré, te lo prometo..."
Pero no había vuelto.
Entonces el miedo se hizo presente y pensar que le pudiera haber pasado algo, me aterrorizaba. Por eso no lo aguanté más y salí a buscarle.
Andaba por el grande pasillo a oscuras y a paso lento, intentando no hacer ruido, pero pronto empecé a escuchar cosas, como pasos viniendo hacia mí. Paré en seco e intenté esconderme en algún lugar, pero los pasos se hacían cada vez más cercanos. Por eso cerré los ojos y esperé.
Apresuradamente alguien me tapó la boca para que no gritara. Tenía los ojos llorosos y sentía unas ganas terribles de llorar, pero aquel rostro se me hizo inconfundible, por eso suspiré aliviada.
Me guió hacia la habitación de nuevo, y después de que cerrara la puerta me abrazó como si llevaramos mucho tiempo sin vernos.
-¿Estás bien? ¿Te hizo algo? -Notaba en su voz que estaba asustada.
-Mia... -La abracé más fuerte y ella me respondió abrazándome como yo hacía. -Menos mal que estás bien.
Ella no dijo nada, simplemente me abrazó más fuerte.
Pasaban los minutos y seguíamos sin movernos, manteníamos el silencio y podía notar su respiración muy cerca mío. Se escuchaba muy irregular. ¿Estará llorando?
-¿Dónde está Henry? -Me preguntó de repente.
-Fue a buscarte, pero no ha vuelto... -La dije bajando la cabeza. No podía mirarla, sabía que estaba llorando.
-Tenemos que hacer algo, Seira. -No hacía falta decir que su voz estaba rota. No la podía ver del todo, pero sus lágrimas se cristalizaron y pude verlas como pequeñas estrellas fugaces.
Entonces no tuve más opción que mirarla por lo que había dicho.
Sabía que Mia daría su vida por Henry, ya me lo demostró una vez y seguro que no le importaría hacerlo de nuevo.
Por eso asentí y esperé a que empezara a hablar...
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Aquí se encuentra el siguiente capítulo :)
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Bee~
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Momentos del presente
Romansa«Tienes que abrir bien los ojos para ver que la persona que tienes delante está manteniendo las ganas de llorar. ¿Y sabes por qué? Porque no quiere ser la simple y vulgar persona depresiva de la que todos pueden reirse. Ya tiene bastante con lo que...