Capítulo 7.

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NARRA SEIRA

Levántandome de la cama, me metí en el baño y allí empecé a realizar mi aseo diario. Una vez lista, salí con un pijama rosa de las princesas Disney y me dirigí a la cocina con una gran sonrisa. Allí se encontraba mamá preparando el desayuno.

-Hola a todos. -Dije en voz alta para que papá, que estaba sentado en una silla leyendo el periódico, y mamá quitaran la mirada de lo que estuvieran haciendo y se fijaran en mí.

-Buenos días Seira. ¿Qué tal dormistes esta noche? -Me pregunta mamá con un tono calmado y alegre.

-Pues he podido conciliar mejor el sueño. -Me quedo en silencio una vez dicho eso, quedándome observando la sala ya sentada al lado de papá. Faltaba la presencia de Mia, como llevaba ocurriendo hace meses. Esta vez vuelvo a preguntar algo más preocupada. -¿Mia sigue sin querer comer?

-Seira, llévale el desayuno a tu hermana. A ver si le apetece más tarde comérse la comida que le preparé.

Asintiendo, cojo la bandeja del desayuno y me marcho de la cocina para dirigirme a la habitación de Mia.

Antes de entrar llamé unas cuantas veces, pero ella no respondía. ¿Seguirá durmiendo? Aún así, entré finalmente en la habitación. Todo se encontraba a oscuras.

Dejé la bandeja en una silla que se encontraba cerca de la cama y entonces encendí la luz para poder ver mejor donde pisaba.

El cuarto estaba alborotado, como si hubiera entrado un huracán por la ventana y hubiera arrasado con todo sin dejar ni una cosa a salvo. Los libros de las estanterías estaban abiertos de par en par, y la ropa estaba tirada por el suelo, dejando un rastro hasta los armarios que también se encontraban abiertos.

Me acerqué a la cama con cautela, y sabiendo que Mia se encontraba debajo de las sabanas, comencé a moverla lentamente para que se despertara.

-Mia, levántate ya. Te traigo el desayuno...

Pero no había respuesta.

Ya cansada y algo fastidiada de que no me hiciera caso, le quité la sabana de encima.

En aquel instante no sabía que hacer ni como reaccionar. Aunque poco después reaccioné del shock y empecé a gritar pidiendo auxilio.

Segundos más tarde papá y mamá entraron en la habitación.

-¿Qué pasa? -Dice mamá alterada.

Yo no reaccionaba, solo pude señalar a donde Mia se encontraba inconsciente. Sus brazos estaban sangrando. La cama poco a poco adoptaba el color rojo de la sangre.

Mamá empezó a llorar, y acercándose a la cama, revisó su pulso.

-¡Llama a una ambulancia! -Le dice a papá gritándole. Pero él no respondía. Seguía quieto con cara neutral... ¿Se alegraba, acaso?

Por eso, fuí yo a por el teléfono.

Bajé las escaleras rápidamente y una vez que cogí el móvil, llamé al 112.

Unos cinco minutos después, la ambulancia llegó. Entraron en casa con una camilla y con un aparato que servía para respirar. Mientras que unos veían el estado de Mia y la colocaban encima de la camilla, otros hablaban con mis padres haciéndoles preguntas y demás.

Papá y un médico se dieron la mano y volviendo a la realidad, se llevaron a Mia al hospital cuanto antes. 

Papá y mamá se fueron en la ambulancia dejándome sola en casa. Quería ir, pero me dijeron que era mejor que me quedara cuidando la casa, que me llamarían cuando supieran algo.

Entonces no tuve más opción que obedecer.

Subí las escaleras y me dirigí a la habitación de Mia de nuevo. Empecé a ver todo el suelo lleno de sangre. Moví los libros del escritorio que se mantenían abiertos, y debajo de uno de ellos encontre la cuchilla con la que se podría haber ocasionado los cortes...

Intentando no pensar en eso, dejé de lado la cama y el suelo y me senté en su escritorio. Tenía ganas de dibujar, por eso empecé a buscar hojas en limpio por los cajones de su escritorio para poder ir a mi habitación después.

Sin embargo, para mi sorpresa me encontré un montón de notas escritas con la letra de Mia.

Cada una de ellas estaban ordenadas por días, y al principio de cada escrito escribía palabras marcadas con rotulador negro, como desesperación o huída...

Una vez leídas algunas notas de las tropecientas que tenía, comprendí que eran cartas para Henry que ella escribió expresándole todos sus sentimientos.

Algunas lágrimas se me escaparon por la triste historia que estaba viviendo Mia. Se ve que le quiere y que lo único que desearía en este mundo es estar con él.

Por eso, decidida, empecé a buscar por todos los cajones la dirección de Henry. Una vez encontrada, entre montones de papelitos en sucio, cogí unos sobres y unos cuantos sellos "prestados" del despacho de papá. Metí las notas en ellos y salí de casa para echarlos a un buzón.

Pasados los días.....

NARRA HENRY

-¡Hijo, baja! -Dice mi madre desde el salón.

Bajo por la escaleras y me dirijo a la sala de estar. Una vez que abrí la puerta, me quedé esperando a que mi madre empezara a hablar. Pero en vez de eso, se acercó a mí y me entregó unos sobres.

-Estaban en el buzón esta mañana.

Extrañado, cojo los sobres y abriendo uno, empecé a leer. Pero no quise seguir, no delante de mi madre porque ella preguntaría de quién se trataba.

-¿De quién es?

-De Chris. Esque se ha ido de vacaciones al extranjero y le he dicho que me mandase cartas cuando llegase.

Estaba mal mentirla, pero no quería que se pusiera pesada.

Me despedí de ella y rápidamente, me metí en mi habitación.

Entonces, cuando al fin ya estaba solo, me senté en la cama y empecé a leer de nuevo:

"12-02-14

Mi vida cada vez es más dura si no estás cerca. Te necesito a mi lado, necesito que todo vuelva a empezar. Déjame verte otra vez. Déjame decirte lo que siento. Esque lo necesito. Necesito saber que sigues ahí, que sigues a mi lado, que sigues pensando en mí. "

"20-02-14

Cada vez que pasan los días, estoy más deprimida. Llevo casi un mes escribiendo estas notas y ya no consiguen ayudarme a calmar esta depresión. Te necesito más que nunca. Me gustaría poder abrazarte y poder sentirme libre de nuevo... Pero en cambio, por una vez que me atrevo a irte a buscar, te encuentro allí, con una chica besándote como si se acabara mañana el mundo. Creía que me querías, creía que todo lo que me confesaste era real. Mi vida se está destruyendo. Dentro de poco ya no volveré a levantar."

"24-02-14

Querido Henry:

Mi vida se acaba aquí. Ya no puedo aguantar no estar cerca de ti. Lo sé, soy una tonta por quitarme la vida por un simple amor, pero no es solo eso. El maltrato de mi padre ha ido a peor y sin ti a mi lado, se me hace imposible seguir para adelante. Siento haberme enamorado de ti de esta manera... No quise que esto ocurriera, pero me sentía tan sola... Espero que me perdones algún día, pero solo quiero que sepas, aunque nunca llegues a leer esta carta, que siempre te amé y pase lo que pase, siempre te tendré en mi corazón.

           Mia"

Momentos del presenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora