Capítulo 3.

61 6 4
                                    

Me levanté pesadamente de la cama como los demás días y me fuí directa al cuarto de baño para hacer mi aseo personal. Cuando salí me dirigí a la habitación de mi hermana Seira, que como todos los días anteriores, siempre me tocaba despertarla.

Entré en su habitación con cuidado de no hacer ruido, pero vi que ya estaba despierta. Entonces me acerqué a ella tocándola el hombro y sentándome a su lado haciendo que me mirara.

-Mia, ¿cuándo podré salir de casa?

Mi hermanita Seira solo tenía nueve años. Siempre ha sido muy alegre y graciosa, pero poco tiempo después, mi padre empezó a maltratarla a ella también. Yo sufría mucho cuando la veía llorar, porque siempre venía a mi habitación corriendo y a veces me contaba que nuestro padre intentó ahogarla o que la había pegado.

-Pronto. -La respondí.

Le di un beso en la mejilla y me marché cerrando la puerta. Iba caminando por el pasillo cuando comencé a escuchar gritos que venían de abajo.

"Otra vez..." Pensé.

Corrí por todo el pasillo hasta meterme de nuevo en mi habitación, pero antes de que tocase el pomo de la puerta para abrirla, sentí unas manos pasando por mi cintura haciendo que me asustase y diera un respingo. Pero cuando me di la vuelta para ver de quien se trataba, me tranquilicé cuando vi a mi hermana abrazada a mi cintura.

-¿Pequeña, que ocurre? -La pregunto mientras le tocaba el pelo.

-Tengo miedo de los gritos. -Respondió asustada.

-¿Quieres venir a mi habitación? -De verdad quería que ella viniese. Al menos conmigo estaba a salvo.

Ella asintió desesperada. La cogí de la mano y nos metimos en mi habitación. Ella se tumbó encima de la cama mientras que yo puse un poco de música para intentar evitar los gritos.

Comencé a bailar haciendo reir a mi hermana. Como me gustaba su sonrisa, me hacía sentir un sentimiento especial. Lo sé, es extraño, pero mi hermana me importa mucho y cuando sonríe me puede llegar alegrar un mes entero.

-Mia, ¿qué es ese ruido? -Me dice mi hermana dirigiendose a la ventana y asomándose por ella. Yo la seguí y estando detrás de ella, comencé a llorar cuando vi a Henry allí, mirándonos con una sonrisa.

Le había echado mucho de menos. Habían pasado meses desde la última vez que le vi y pensaba que ya no le iba a volver a ver más.

-Psst, ¿Mia? -Comienza a susurrar desde la parte de abajo. Yo me asomo completamente por la ventana y nos quedamos observando sin decir nada. Él observaba como mis lágrimas seguían cayendo, y yo no dejaba de mirar aquella sonrisa tan dulce.

Mi hermana comenzó a tocarme el brazo e hizo que me girara hasta estar frente a ella y la prestara atención.

-¿Qué pasa Seira? -Le dije secándome las gotas de mis mejillas.

-¿Quién es? -Levantó las cejas haciendo un movimiento bastante gracioso. Me hizo reir.

-Un amigo mío. -La sonrío y vuelvo a fijar la vista en él.

Ella se acerca a mí y me susurra algo al oido, haciendo que la sonrisa que tenía se esfumase, y me fijara en la puerta que abría mi habitación.

-Pa-papá, ¿qué haces aquí? -Aquella pregunta no debería haberla dicho, porque él tenía todo el poder de entrar en mi cuarto cuando se le antojara.

Miro a Seira. Se encontraba nerviosa.

-¿Con quién estábais hablando? -Nos pregunta frío mientras nos miraba a las dos con cara de pocos amigos.

-C-con nadie... -Quito la mirada de él y hago por cerrar la ventana, pero él se acerca rápidamente, y empujándome, comienza a mirar por la ventana, buscando alguna respuesta que por otro lado, yo no fuí capaz de darle.

Después de unos minutos, se separó de ella y antes de salir de la habitación, me mandó una mirada de odio, donde se podía descifrar la frase de "esta vez te has salvado" en aquel brillo tan opaco.

Después de marcharse, Seira y yo nos miramos y suspiramos aliviadas. Comenzamos a reir para calmar el ambiente hasta que me acordé de Henry.

Volví a asomarme por la ventana buscándole y susurrando su nombre hasta que vi que salió de por detrás de aquel álamo tan alto. Se va acercando nuevamente hasta quedarse a unos metros de distancia de la casa y así, nos quedamos mirando de nuevo. Era todo muy repetitivo pero me gustaba observarle porque quien sabe si esta era la última vez que podría ver aquellos ojos tan profundos.

-Mia, he venido a buscarte. -Alza una mano a mi dirección. -¿Querrías venir conmigo?

Miré a mi hermana que se encontraba contemplando la escena y ella movió la cabeza mientras que mantenía una sonrisa, para que fuera con él.

-Me encantaría. -Le miro nuevamente y le sonrío como mi hermana hizo anteriormente.

-Salta.

-Oh, no... no. Tengo miedo a las alturas. -Le hice un gesto de miedo y me alejé de la ventana.

-Tranquila, yo te cogeré. Lo prometo. -Tras aquellas palabras me acerqué y cuando me subí a la ventana, salté para encontrarme en los brazos de Henry. Pero antes de sujetarme bien, caimos al suelo haciendo que yo quedara encima de él. Alcé la mirada y comenzamos a reir.

-Te he echado de menos Mia.

Después de aquellas palabras, le besé.

Si, tal vez lo que sienta por Henry no sea una simple amistad de un día, a lo mejor es amor... Y si lo es, ¿qué importa? Él seguro no siente lo mismo que yo y supongo que algo, o quizás alguien, nos impedirá estar juntos. Como siempre...

Momentos del presenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora