11 : Un beso robado

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Ya era sábado y eso significaba que había llegado el día en el que iban a viajar al campo todas juntas

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Ya era sábado y eso significaba que había llegado el día en el que iban a viajar al campo todas juntas. Momo estaba muy emocionada y nerviosa, después de salir con Sana y Mina, sus ánimos volvieron y las ganas de tener algo con JeongYeon eran más grandes.

A las once y media de la mañana llegarían todas las chicas a su casa para después ir camino al destino que Mina y ChaeYoung tenían preparado. Aún faltaban dos horas y Momo ya estaba vestida, al parecer, estos días iba a ser más calor en el día y más frío en la noche así que por ello la japonesa estaba usando unos shorts con una camisa sin mangas que dejaban ver sus formados brazos, igualmente, iba a llevar un poleron por si empezaba a hacer frío mientras iban camino a aquella casa que tenía el padre de las hermanas Yoo.

Momo bajó por las escaleras para ir a la cocina y prepararse el desayuno. Al entrar a esa pieza, se encontró con su padre sentado en la mesa tomando un té.

— Buenos días, Papá. — Dijo Momo

— Buenos días, Hija. — Le contestó su padre con una sonrisa — Sientate, te preparé unos selladitos. —

— ¿En serio? Waah~~ Muchas gracias, Pa. — Momo se acercó a la mesa y se sentó en una de las cinco sillas que estaban desocupadas.

El señor Hirai se levantó de su asiento y fue a buscar los selladitos que le había preparado a su hija, colocó el plato en la mesa y después una taza con té.

— Momo, necesito hablar contigo. — Dijo su padre mientras se volvía a sentar

— Mm, claro, ¿Sobre qué? — Respondió Momo inocentemente

— Mira, ya estás en la edad que te gusta alguien y esas cosas... ¿No? — Momo asintió lentamente mientras lo miraba un tanto confundida — Bueno... Yo me preguntaba si ya haz encontrado a alguien o si te rompieron el corazoncito porque últimamente te he visto un poco... ¿extraña? —

— Eh... — Momo tomó la taza de té y le dio un sorbo — Esto, No me han roto el corazón ¿Vale? Y si estoy un poco extraña como tu dices es porque tengo una pequeña lucha mental. —

— ¿Lucha mental? ¿Eh? —

— Es que... Mira, primero que todo, esto es un poco incómodo, ah. — Momo le dio un mordisco al pan y siguió hablando — Ahora sí, creo eh... solamente creo que me gusta una chica... —  Susurró

— ¿Quién? —

— No sé si te acuerdas que hace unos días salí con una chica que tenía el pelo corto. —

— ¡Aaaah, sí me acuerdo! ¿Ella te gusta? — Momo asintió mientras tomaba té — Si no me equívoco, ese día no volviste a casa en la noche... ¿Ustedes dos...? — La pelinaranja se ahogó al escuchar lo que estaba diciendo su padre — ¡Vaaale, ahora todo tiene sentido! Aquella chica te lo hizo muy fuerte y por eso haz estado en cama estos días. — Los ojos de Momo se abrieron como platos, nunca había escuchado a su padre hablar sobre eso.

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