♦CAPITULO 13 ♦

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Sus ojos miraron al cielo, dejando salir el último respiro para luego detenerse. A unos pasos veía  como la vida dentro de él se desvanecía, y su alma se desprendía desapareciendo en el universo. El tiempo se congeló, y los sonidos se volvían como un suave susurro. El cuerpo sin vida de Haldir, descansaba junto con muchos más. Sangre, dolor, guerra, muerte... Era eso lo que me rodeaba. Todo cayó sobre mi como una enorme roca... Frodo y Sam lejos de nosotros, en medio del peligro sin nuestra protección, la lejanía de Gandalf, la desaparición de Merry y pippin, las almas inocentes arrebatadas junto con la de Haldir. Mujeres, niños, ancianos refugiados de una pelea sin sentido, solo guiada por un hombre vanidoso que solo deseaba el poder absoluto.

Los sentidos dentro de mi recobraron y la ira se hizo de mi. Los uruk-hai venían en manada, lanzaban escaleras a las enormes paredes de la fortaleza, y quebraban el portón principal de madera intentando entrar. Todo era un caos, eran demasiados y nuestros hombres caían de rápidamente. Apreté la espada en mi puño con fuerza, y alze la mirada que hasta ahora la mantenía baja.

A lo lejos distingui a Aragorn y Gimli luchar contra los uruk-hai para impedir que ellos entrasen a la fortaleza.

-¡Gimli, Aragorn, salid de ahí!- oí el grito del Théoden. Inmediatamente comenze a correr hacia donde ellos estaban con propósito a ayudarlos.

-¡Aragorn!- Grite al ver como los orcos se les encimaban dejándolos sin escapatoria.

-¡SELENE SAL DE AHI- me alertó legolas con una mirada severamente preocupada. Rápidamente lanzó una flecha detrás mio. Gire la cabeza viendo como un orco caía al suelo con la flecha incrustada en medio del corazón. El aire se me fue por momentos, pero volví a la realidad. Y empuñe mi espada contra varios Uruk-hai que se corrían hacia mi en gritos de guerra. Esquive un golpe de parte de uno y en un movimiento seco corte su garganta dejándolo agonizar de dolor en el suelo.

Los rete con la mirada, y los cuatro que quedaban gruñieron con enojo. El prinero en animarse, vino hacia a mi con el hacha levantáda, el segundo con una lanza en mi contra, y los dos últimos con sus espadas en alto. Suspire antes de enfrentarme a el orco de hacha gigante y luche contra el, evitando golpes secos y fuertes, y cuidando que los otros no me dañasen. Pero eran fuertes, por lo que uno de ellos me golpeó con el mango de la espada en la núca dejándome rendida al suelo. Lanzaron mi espada lejos de mi, y el de la lanza tomo fuertemente de mi cuello levantandome del suelo.

- No resultaste tan fuerte como los rumores dicen- soltó el orco con voz ronca y áspera. Sonrio maliciosamente antes de aumentar la fuerza - Solo eres una niñita. Que juega a salvar el mundo, si tan poderosa eres... ¿Porqué no salvaste la vida del estúpido elfo rubio hace unos minutos?  Eres una farsa - el aire dejo de pasar por mi nariz y boca, y la sangre término de flúir. Con manotazos débiles intente deshacer el agarre pero no podía, mis ojos de a poco se cerraban dejando que la oscuridad se apodere de mi - tu y tu raza, no son más que una plaga, que pretende salvar el mundo con nose que. No son más que  bichos engreídos y débiles - escupió por última vez antes de empuñar su espada directo hacia mi.

Oí a lo lejos el crujir de las maderas, los gritos feroces y las alarmas del rey gritando que se retiren.

- Han atravesado el portón. Están en la fortaleza- cerré los ojos con impotencia al oír a Aragorn decir que ya habían cruzado la frontera. Se estaban rindiendo... Solo bajan los brazos porque ya nada se podía hacer.   Saruman había hecho un gran trabajo, reunió un gran ejército, preparo armas fuertes e indestructibles, creo mapas y planes para que nada saliera fuera de lo planeado. Gran trabajo saruman... Pero no ganarás mientras aun halla un espíritu guerrero dispuesto a acabar con la maldad y proteger a sus familias y amigos. No... Mientran halla uno, tu víctoria no está asegurada.

Ya sin fuerzas tome la daga dentro de mi cinturón y la clave en el hombro del orco. El se tembaleo aflojando la fuerza ejercida en su cuello y estire sus dedos mientras daba una patada en su abdomen alejándolo de mi. Frote la zona adolorida de mi cuello y corrí hacia mi espada, la cual incruste en la espalda del uruk-hai dejándolo sin vida. Tome una bocanada de aire algo cansada, y guarde la daga en mi cinturón.

-Adentro, ¡metedlos dentro!- ordenó Aragorn. Sin esperar un segundo más corrí en busca de legolas y los demás.

Los uruk-hai se avecinaban cada vez más a la casa del rey... Donde los pocos soldados que quedaban se refugiaban ahí. Me oculte tras una columna al ver como empujaban con un tronco la puerta. Me prepare mentalmente y salí dispuesta a pelear aunque estaba sola, haría el intento.

Suspire y alze mi espada, acabando con la vida de uno de los orcos tomándolo desprevenido. Las miradas calleron sobre mi, y tres de ellos se dirigieron hacia a mi. Sus ojos me lo decía todo, si me rendía, morir iba a ser lo último que me pasaría. Sonreí y comenze con golpes fuertes, el choque de nuestras espadas resonó en mi oído. Lo empuje moviendo apenas unos pasos. Volví a atacarlo dejando un leve corte en su muslo. Gruñi desesperada y esquíve varios golpes de otros orcos. Me tenían rodeada pero aún así intentaba al menos herirlos. Oía las voces dentro de la casa, parecían estar discutiendo.

-No hay otra salida en la caverna para las mujeres y los niños?¿Hay alguna otra salida?- Oí la desesperada voz de Aragorn. Varios minutos de silencio pasaron. Esquive otro golpe y clave mi espada en el pecho de uno de los orcos. Estupendo uno de mil.

-Hay un pasadizo. Lleva a las montañas, pero no llegarán 
lejos Los uruk-hai son demasiados.- La impotencia y el cansancio se distinguía en la voz de Théoden. Me quede estática por momentos. Recordándo que habían bebés algunos recién nacidos ahí abajo.

Gire mi espada decapitado a uno de los orcos dejando caer su cuerpo de rodillas y su cabeza rodó a unos metros de ahí.

Sentí como una flecha se adentraba en mi abdomen para luego salír rápidamente. Gire la vista hacia el que lo había hecho, y sin dudar corte su rostro a la mitad y continue peleando. No iba a rendirme tan fácil, la sangre caía por mi pierna cada vez más y más. Pero aunque sentía como la falta de sangre me debilitaba seguí luchando.

Unos llamados me alertaron y distrajeron por segundos. Gimli y legolas me gritaban, desesperados y angustiados por la condición en la que me encontraba. Tome una bocanada de aire y mate a otro orco mutilando su pierna derecha.

-¡Selene... Selene por favor!... ¡Sal de ahí! Te mataran son demasiados!- exclamó legolas en medio de un colapso. Lo ignore y continue luchando. Varías flechas salieron disparadas matando a varios, sonreí aliviada.

Las puertas cada vez se despedasaban más, y con un último grito mate a dos de ellos de uno solo golpe. Los rayos del sol me alumbraron, y brillaron contra las paredes de piedra.

-Espera mi llegada con la primera luz del quinto día. Al alba mira al este - recordé las palabras del Gandalf antes de su partida y volví a sentir como las esperanzas resurgian de las paredes del abismo de helm.

Una luz con doble poder - Legolas Y Tu-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora