nueve;

2.5K 341 33
                                    

El rubio esbozó una sonrisa al verle ya en su sitio después de lo sucedido hace un par de días. Tenía muchas cosas que preguntarle y la mayoría no podía porque no tenían la confianza suficiente.

—Buenos días. —Canturreó sentándose en su sitio, mirándole y esperando una misera reacción.

Era un milagro esperar que ella hiciera algo más que mirar por la ventana mientras escuchaba alguna que otra canción.

Él se dio cuenta que tenía una gasa en la mejilla del golpe de dicho día. También llevaba una que otra tirita en las piernas y varios moratones que destacaban en su blanca piel.

Al desviar la mirada a la mesa, se dio cuenta que tenía un pañuelo de tela negra encima con una nota musical bordada.

— ¿Esto no será tuyo? —Le preguntó a la pelimorada levantando el trozo de tela.

No obtuvo respuesta, sólo vio como ella jugueteaba con el pañuelo que le dio el día de la enfermería y que tanto presionó para que se lo quedara. Notó un leve sonrojo viendo que algo había hecho bien.

Agarró el pañuelo negro y se inclinó hacia detrás, sonriendo tontamente. De dicho pañuelo cayó una trozo de papel entre la tela.

Lo cogió al instante sin pensarlo dos veces, abriéndolo sin ni siquiera haber levantado la mirada del suelo.

"Gracias."

Desvió la mirada a la pelimorada, dándose cuenta que le miraba. Jirou volvió a mirar rápidamente por la ventana.

Kaminari soltó una carcajada que fue cortada rápidamente al escucharle toser de nuevo.

Instantáneamente estiró el brazo, ofreciéndoles el pañuelo aun teniendo ella uno en la mano.

Jirou frunció el ceño, tapándose la boca al instante. Ella misma decidió abandonar la clase para no intervenir cada dos segundos, ya que le daba tiempo a volver a su casa antes de que el cansancio acabara con la pobre.

El rubio se levantó al instante, cogiendo todo y siguiéndole. Estaba preocupado por lo que pudiera sucederle.

De acero inolvidable; KamijirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora