• La oscuridad •

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Reproduzcan la el vídeo, da un mejor ambiente, fue difícil escribir con un solo dedo

Pañuelos a la mano, es una advertencia

Regresaba de su terapia, el doctor le había dicho que mejoraba muy bien  “Es un milagro que estés vivo” es lo que siempre escuchaba de los doctores y enfermeras que trabajan en el hospital.

Cuando lo llevaron al hospital estaba en un estado deplorable, sangrando interno, un pulmón perforado, sus tímpanos se arruinaron a tal punto que casi pierde el sentido de la audición, su brazo derecho perdió parte de la movilidad, sus piernas se debilitaban de golpe, se rompió casi todos los huesos, estuvo en coma casi 2 semanas.

Habían momentos en los que su vista se nublaba y sus piernas perdían la fuerza, no solía hablar o entablar una conversación ya que eso hacía que sus cuerdas vocales se esforzaran demasiado estas se habían dañado, era suerte si llegaba a decir una oración completa.

A su lado siempre iba Kuro un pequeño gato negro de pelaje esponjoso, con un cascabel en su cuello, este poseía las llamas del sol, lo ayudaba cuando estaba débil, era la mascota de la persona que lo había salvado.

Cuando el despertó solo observo el techo blanco, paso los días y esa persona siempre lo visitaba, paso semanas en una silla de ruedas ya que sus piernas no le respondían en lo absoluto, su voz se había ido, al igual que sus recuerdos.

“Una pérdida que de verdad no sentía, algo dentro de si mismo decía que con o sin voz nadie le escuchaba”

Su cuerpo ahora era muy débil pero aún así seguía de pie, su mirada se volvió fría, a los únicos que el necesitaba era Kuro y esa persona.

Depender de los únicos que crees que necesitan de ti”

A veces sentía que le hacia falta algo o alguien, pero luego algo dentro de él decía que era mejor alejarse.

“Era mejor ignorar aquel mal que le seguía detrás

No importaba cuanto intentara, su voz no salia, no escuchaba nada, apenas veía lo que estaba frente a él, todo era oscuridad, lloraba, lo odiaba, ser débil, no podía mover sus piernas, su brazo derecho era inservible  “Es casi imposible que te recuperes, lo siento” esas palabras las escuchaba una y otra vez.

“No quería escuchar disculpas, necesitaba soluciones”

Forzaba tanto sus cuerdas vocales para gritar que empezaba a escupir sangre, las lágrimas le quitaban la poca visión que tenia, era un cielo roto.

Kuro intentaba animar al castaño pero era casi imposible, este lloraba desconsoladamente en el suelo de su habitación.

No llores, yo estoy aquí...

Lo abrazaba para evitar que se hiciera mas daño, el castaño solo lloraba en sus brazos.

La oscuridad cubría la habitación donde estaban “Es irreversible, el no volverá a hablar” maldecía todo mientras una lágrima caía de sus ojos  “su sentido de la audición se daño demasiado” maldecía esas palabras

¿Porque los seres mas inocentes deben sufrir?

Quisiera que cambiaramos de lugar. Tu no lo mereces.

¿Porque no a todos los que le habían hecho daño al castaño?


Irreversible, imposible, patrañas, que si alguien creyera que todo fuera imposible no existirían ellos, habían que encontrar una solución a ello, se era cobarde y se resignaba, o era valiente y se lanzaba al infierno para hacer un pacto con el mismo satanás para solucionarlo.

Se coloco de pie con el castaño en brazos, lo llevo dentro de la cabaña y lo dejó en la cama de una de las habitaciones, dejó a cargo a Kuro quien se recostó sobre le vientre del castaño, cerro la puerta y se aseguro que no hubiese peligro para dejarlos, observó ese inusual árbol que crecía allí desde hace varios años.

Cerro los ojos y desapareció, había cosas que solucionar, detrás del tronco de unos árboles caídos estaba alguien vigilando la cabaña, sonrió al ver que al fin dejaban solo el lugar, se levanto rápido pero con el mismo cayo al suelo, su chaqueta había quedado atorada en una rama del tronco caído.

–Ha de ser una maldita broma – gruño con su boca llena de tierra y pasto –. Lo que se hace por ayudar, hay que buen alma soy por deos, que soy fabulosos, benevolente, bello carajo, bello.

Corrió a la cabaña y dejo una caja musical de madera en la ventana mientras veía a todos lados en busca de algo que delatara que estuvo allí, sonrió satisfecho con su logro, al fin algo le salia bien, retrocedió despacio sin darle la espalda a ka cabaña y por ello cayo de espaldas rodando colina abajo mientras gritaba como niña.
Increíblemente eso no despertó a quienes estaban en la cabaña.

Vuelve |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora