16 UN PASEO EN BICI

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No veo el momento de quedarme a solas con mi nuevo compañero de hazañas: Mi móvil.

Como Marta, Marian y Brian estaban a mi lado todo el tiempo supervisando lo que tocaba, no he podido investigar por mi cuenta. Y es cuando estoy en la cama, cuando puedo examinarlo con tranquilidad.

Marian me dice que lo ponga a cargar y lo deje para mañana, pero no voy a poder dormir, tengo que saber usarlo.

Me han instalado varias redes sociales y he probado a mandarle mensajes a mi hermano y Marian. Ahora lo que más deseo es probar con Leo.

"Hola Leo, soy Jack. Por fin tengo móvil. Ya puedes mandarme la ubicación de tu casa. Cambio"

Aguardo concentrada en mi móvil rezando para que no sea muy tarde y me conteste.

"Hola Jack, me alegro de que ya tengas móvil. Me guardo tu número en contactos y te paso la ubicación. Ponte ropa de deporte, que mañana vamos a quemar las ruedas de las bicis" "Por cierto, no es necesario poner, cambio, ni corto, ni nada de eso. Esto no es como hablar por walki"

Le añado un emoticono con un guiño y la lengua fuera que me ha parecido muy divertido.

"Soy nuevo en esto. Perdona."

Creo que escribo demasiado despacio, tengo que coger práctica.

"No pasa nada, si necesitas ayuda pregunta. Soy veterano." Me contesta y me pone un emoticono que sale una mano con el pulgar hacia arriba.

¡Me encanta esto!

"Bueno Jack, voy a intentar dormir que tengo que madrugar. Mañana nos vemos, buenas noches"

"Siiii descansa. Hasta mañana"

Que emoción. Esto es como si tuviese a todos mis amigos metidos en el pequeño aparato rectangular. Si quiero hablarles no tengo más que escribirles, todos al alcance de mi mano.

Me abrazo a mi móvil muy contenta y me quedo dormida después de mandarles un saludo a todos uno a uno. Mucho más relajante que contar ovejitas.

Me despierto por la mañana antes que Marian y me pongo a mirar Facebook. Voy mandando solicitudes de amistad a todos mis amigos. Y a través de ellos voy mandando a sus amistades. ¡Ahora sí que puedo tener un millón de amigos!

  —¿Habrás dormido no? —me pregunta mi amiga al despertarse y verme concentrada.

  —Claro que sí —contesto sin despegar la vista del móvil.

  —No sé yo si será verdad...

  —En serio, que he dormido y muy bien por cierto. Ya sé dónde vive Leo y esta tarde iré a su casa y nos marcharemos de paseo en bici —le explico ilusionada.

  —Para que luego digas que no te interesa Leo.

  —¿No puedo quedar con un amigo? Te recuerdo que soy un tío.

  —Pero con corazón y alma de tía. Tú hazme caso y si no, tiempo al tiempo —asegura convencida.

  —Leo me gusta como amigo, me cae muy bien. ¿Te molesta que vaya con él? —pregunto preocupada.

  —En absoluto. Yo he quedado con Denis y Laia para ir de compras. Me molesta un poco no saber el idioma, me agobio cuando no entiendo lo que me dicen, pero me lo paso bien con ellas.

  —¡Genial! Aunque siento decirte que hoy es Domingo.

  —Lo sé. Pero el centro comercial está abierto según nos dijo Laia.

UN MILLÓN DE AMIGOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora