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Ya queda poco para que den las vacaciones de verano y tengo ganas de descansar de la rutina del colegio. Si soy sincera nunca me han gustado las rutinas, pero sé que son necesarias para llevar una vida ordenada, al menos es lo que dice papá.

Tengo ganas de saber las notas, estas últimas semanas de exámenes han sido muy duras y he pasado mucho tiempo en casa, pero hoy por fin voy a recoger los frutos de mis esfuerzos. Me va a acompañar mi hermano. Está muy emocionado y animado, con suerte habré terminado bachiller y después de la selectividad entraré en la universidad. Lo cierto es que no me gusta pensarlo. Se me hace muy cuesta arriba. Prefiero ver solo lo que tengo delante que es simplemente recoger mis notas.

Llegamos al instituto y enseguida veo a mis compañeros. Muchos han venido solos, los que son mayores de edad y los que no, han venido con alguno de sus padres. Yo podría haber venido sola pero mi hermano ha querido acompañarme y no me molesta en absoluto.

Corro a saludar a Serena que esta junto a su madre y pronto se nos unen los demás. Estamos nerviosos, se nota de lejos y hablamos de tonterías mientras esperamos a que nos llamen.

–¿Le habéis dicho lo de esta noche? –pregunta Carlos nada más saludarnos.

–¿Qué pasa esta noche? –pregunto extrañada.

–Ayer cuando te fuiste se nos ocurrió la idea de ir a celebrar que se acaba el cole –explica Sere.

–Pensamos ir al Edén –continua Carlos.

–¿Qué es el Edén? –pregunto con curiosidad.

–Es una discoteca ¿no la conoces? –pregunta Serena– es super famosa.

–Ahora que lo mencionáis creo que he escuchado hablar de ella alguna vez, pero no he ido nunca, no me van mucho esas cosas –explico algo seria al recordar que la última vez que fui a algo parecido a una discoteca la cosa no acabo muy bien.

–Pues es el momento perfecto para conocerla, vamos todos y lo pasaremos en grande, no puedes faltar –suplica Carlos mirándome a los ojos haciendo pucheros, creo que su punto fuerte es el chantaje emocional. Se que le gusto, que hemos estado saliendo, pero no quiero precipitarme con él y lo malo es que cada vez me cuesta más rechazarlo porque es muy buen chico y se porta muy bien conmigo y me duele hacerle daño.

–Está bien, iré con vosotros.

–¡Bien! –exclama Carlos dándome un pequeño abrazo. Se que mi hermano no me quita el ojo y luego me preguntará mil cosas, por lo que me acerco a él que esta algo apartado hablando con el móvil y cuando cuelga le digo lo de por la noche. Se que no le hace mucha gracia que salga y no es que le esté pidiendo permiso, pero sentía la necesidad de comentárselo.

–Solo es una salida de amigos, vamos a ir todos –afirma Serena acercándose a nosotros por mi espalda, me ha rodeado con su brazo y mira a mi hermano sonriente.

–Para despedirnos de la escuela. De que ahora nuestros caminos se separan y esas cosas...

Todos tienen algo que decir y al final consiguen ablandar a mi queridísimo hermano que da su visto bueno justo antes de que llamen a Serena y seguidamente nos van llamando a todos.

Brian me abraza emocionado nada más ver que lo he aprobado todo, siento lo orgulloso que esta de mí y eso me hace sentir bien.

–¿Y qué tal con ese chico...? Carlos ¿verdad? –pregunta al poco de subirnos en el coche para ir a casa. Sabía que la pregunta iba a llegar tarde o temprano, mi hermano no deja escapar una.

–Somos amigos.

–Pero si no voy equivocado habéis salido alguna vez... –comenta insinuante. Me deshincho porque no me apetecía hablar del tema, pero sé que no va a dejarme en paz.

UN MILLÓN DE AMIGOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora