Capítulo 2.

80 3 3
                                    

Julia.
Hoy me siento inmensamente feliz. Es de esos días que te despiertas, pones la música a todo volumen y bailas como si la vida te fuese en ello.
Estoy segura de que hoy cambiará mi vida.

Me he levantado más temprano de lo normal y he decidido tomar una ducha de agua fría, así me despejo antes.
Decido ponerme una camisa  y unos jeans oscuros, mis tacones favoritos y un poco de perfume. Me maquillo ligeramente, despeino un poco mi cabello y lista para afrontar el día.

 Me maquillo ligeramente, despeino un poco mi cabello y lista para afrontar el día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Me dirijo a la cocina para desayunar, mi otra gran pasión, COMER.
Allí me encuentro a Mario, normalmente no se despierta tan temprano, él no trabaja, aunque viendo su ropa, creo que acaba de llegar a casa después de una noche de fiesta.

-¿Por qué no está listo el desayuno? - me pregunta como si yo fuese su criada.

-Acabo de salir del baño, si llegaste antes, podrías haberlo preparado tú - respondo obvia. Normalmente me despierto yo antes que él y le dejo el desayuno preparado.

-¿Perdona? ¿Crees que vengo con ganas de preparar un estúpido desayuno? - siento rabia en cada una de sus palabras, como si fuese mi culpa que esté cansado por salir de fiesta. Claramente, no se lo diré.

-Pues si no tienes ganas, no te enfades y espera a que yo despierte. No soy adivina para saber a qué hora llegas - intento darle una sonrisa, para quitar hierro al asunto, aunque su rostro muestra lo contrario.

-No eres nadie para decirme lo que tengo o no que hacer- se levanta de un golpe del taburete de la cocina, haciendo que este caiga estrepitosamente.

-No te estoy diciendo que hacer, era un consejo - sigo intentando relajar la situación.

- Te crees muy lista, ¿Verdad? - sus ojos se clavan en los míos, ha bebido más de lo que creía - Crees que lo sabes todo, eres doña perfecta, con tu perfecto trabajo, tu perfecta ropa, tu perfecta sonrisa.

-Mario tengo que irme, deja que prepare el desayuno para los dos, ¿sí? - intento llegar a los fogones cuando me obstruye el paso.

-Otra vez diciendo lo que tengo que hacer - me coge de los brazos fuertemente - ¿No te cansas?

-Esta conversación no va a ir a ningún lado y tengo que trabajar, sueltame, por favor - intento deshacerme de sus brazos pero es inútil.

Siempre hace lo mismo y me agota.
Lucho por hacer que me suelte, está borracho y se pone muy pesado en estas situaciones.

Acaba de pasar mis limites y le empujo para que me deje. Lo consigo.
Y lo que pasa no lo veo venir.
Su puño ha impactado en mi mandíbula, todo ha sido muy rápido, pero yo lo he visto a cámara lenta, no me ha dado tiempo a sujetarme a nada y he caído al suelo fuertemente.

De mi boca solo salen maldiciones, cosa que parece no agradarle mucho porque me llevo dos patadas en mi costado.

En blanco. Así está mi mente ahora mismo. Me he quedado sin respiración por las patadas. Me encuentro en el suelo tirada, hecha una bola. No sé si me va a golpear otra vez. Y esto es lo único que mi cuerpo puede hacer.

-¡Esto es lo que me obligas a hacer! - lo veo revolverse el pelo nervioso, igual está arrepentido - ¡Estúpida! Dios, esto es lo que te mereces.

Y otra vez me equivoco, en vez de arrepentirse, me da una última patada y se va dando voces a la calle.

Mientras, yo espero que mi cuerpo reaccione y me saque de aquí, porque mi cabeza sigue en blanco.





















Mientras, yo espero que mi cuerpo reaccione y me saque de aquí, porque mi cabeza sigue en blanco

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ella es Julia.

Flores para Julia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora