CUATRO

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— ¡Me dijiste que te habías deshecho de las fichas, joder!

— ¡No podía! Creí que a lo mejor nos servirían...

— ¡Silencio! —la profunda voz de Namjoon calló de inmediato a ambos cómplices. Tenían que hacerse cargo de aquella situación hasta que los jefes tomaran parte. Después de T.O.P y G-Dragon los que más autoridad poseían eran J-Hope y Namjoon, por lo que eran los que debían ocuparse de casi todo lo que allí ocurría. Los jefes apenas aparecían por allí y si lo hacían se quedaban una hora y luego se retiraban— Sujetadlos bien, vamos al remolque de los jefes, lo que sea que tengáis para decir decídselo a ellos —J-Hope y Agust obedecieron sus órdenes al momento. Mon miró a Jaebum, quien fue el primero en dirigirse hacia la oficina—. Tú también, cielo. Querrán oír lo que ocurrió de ti mismo.

Seokjin asintió y miró al jovencito que había ayudado una última vez. Su labio estaba levemente hinchado y tenía una gotita de sangre, realmente no podía dejarlo allí.

— Éste es mi número, ¿De acuerdo? Puedes encontrarme en ésa van de allí o a Mochi bajo los pilares.

— Lo usan como taller, y mi Agust es mecánico, así que siempre estoy allí con él. Permíteme que te de mi número también. ¿Seguro que no quieres venir?

— No, no. Tranquilos. Muchas gracias por ayudarme. —Seokjin y Jimin se miraron comprendiendo que a lo mejor estaba con Jackson, ya que este seguía allí, sin moverse de su sitio, como si esperara a que acabaran de hablar.

— Bien. Entonces llámanos cuando llegues a casa esta noche, para asegurarnos de que estás bien. ¡Nos vemos luego!

Jackson observó cómo los chicos se despidieron y finalmente el muchacho se volvió hacia él. El castaño se mantuvo en silencio observando a su contrario. Pese a que sólo podía ver sus cejas y sus ojos, estaba seguro de conocerlo, de haberlo visto en algún sitio.

— ¿Por qué sigues aquí? ¿Ahora también me acosas? —Se giró decidido a irse de allí, pero una mano lo sostuvo por el antebrazo. El chico se fijó en la mano del rubio, allí había algo que captó su atención por completo.

— No. Quería comprobar que estuvieras bien. —Jackson avanzó hacia él, con el ceño fruncido y serio. A su vez, el castaño tragó fuertemente reconociendo al muchacho.

— No hay nada que tú tengas que comprobar. Estoy perfe... —Jackson estaba a apenas veinte centímetros de él y su áspera mano rozaba la comisura de su labio.

— ¿Te sangra el labio y vas a decir que estás perfectamente?

— Estoy bien. No necesito tu ayuda. —El joven dudó. ¿Debía decirle que sabía quién era? Quizá podía usar aquello a su favor.

— Eres un hueso duro de roer, ¿Verdad?

— Escucha, ya te he dicho que estoy bien. Eres tú quien insiste en perseguirme. Ahora me voy a ir, así que déjame en paz o les diré a todos quien eres en realidad. —Jackson arrugó las cejas al oír aquello. ¿Decir quién era en realidad? Si se acababan de conocer, no podía saber quién era él.

— ¿Ahora juegas a hacerte el interesante? ¿Y qué sabes tú de mí, eh? Sólo eres un niñato pijo y creído.

— Sí, lo soy. Y tú eres el arrogante de Wang —Jackson abrió mucho los ojos al escuchar su apellido. El otro chico sonrió con suficiencia ante la sorpresa del muchacho—. Jackson Wang.

— ¡Cállate! ¿Quién eres? —Los nervios del rubio estaban abrumándolo y sin que se diese cuenta había elevado la voz. La gente a su alrededor se había girado a mirarlos.

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