04

797 52 2
                                    

Desde entonces su propietario se había convertido el señor Bond el dueño y señor de su cuerpo, todo lo que quería hacer dependía de este hombre, hasta el mínimo detalle desde luego seguía siendo una simple prostituta pero con la diferencia de que sólo podía acostarse con las personas que este hombre eligiera y no con una al azar. Isabelle en poco tiempo se había convertido en la niña más deseada de toda Francia no hubiese hombre que no deseara posar sus manos en su cuerpo y hundirse en ella Hasta llegar al límite de sus entrañas.

Más de una vez llegó a odiar se así misma, estaba muy lejos de ser una mujer seria en un futuro la cual pudiera ser respetada por los demás y el único respeto que se había ganado era el de pertenecer a ese hombre, en ningún momento llegó a quejarse con el ya que cuando el mismo se enoja digamos que no es la mejor escena de todas. Madame Isabelle se levantó temprano ya que le tocaba ir a su clase de idiomas, como se lo había prometido Bond, al ser solo de el obtendría a cambio la educación que solo obtienen las princesas. Las clases fueron como la de todos los dias, aburridas y molestas ya que los cuchicheos y murmullos de las demás alumnas eran un tanto fastidiosos ya que solo estaban para criticarla y en pocas palabra hacerla mierda ¿Quién no sabia que era una prostituta? Pero a pesar de ello no se sentía mal, ya que no había otra niña igual a ella, no había una más linda, una más deseada o una más inteligente.

Cuando salió de las clases no quiso tomar el bus ya que siempre le gustaba ver la nocturna ciudad de Francia por las noches, las calles frías bañadas en aquel rocío de nostalgia y esas luches en las lámparas del parque no se imaginaba un mejor sitio que aquel. Muchas veces llegó a pensar que tal vez le iría bien con aquel hombre que era dueño hasta de sus sangre, pero el  era un caparazón vacío, uno que no le interesaba los sentimientos de los demás y a pesar de que fue su primer amor no era un sentimiento que tuviera mucha relevancia, no para el y si a él no le interesaba mucho menos a ella.

Cuando casi iba llegando a su casa si a sí podría llamarse unos tres hombres la acorralaron y lamentablemente para la Madame no había nadie que pudiera socorrer la en una circunstancia como esa. Cuando volvió en si y recuperó la consciencia, se vio desnuda y siendo violada por detrás y delante por esos bandidos mientras uno de ellos la grababa y eyaculaba en su rostro ¿Por qué le pasaba algo como eso? Solo tenia 15 años y ni siquiera conocía a sus padres. Unas lágrimas amargas se adueñaron de sus ojos al igual que unos desgarradores gritos de dolor que forzaban su garganta, le dolía el cuerpo, le dolía el pecho, le dolía la mente y le dolía el alma.

Tan bella. Tan joven. Tan indefensa. Tan usada.

Y no solo se conformaron con violarla también la golpearon sin cesar hasta hacer su rostro irreconocible. Cuando aquel infierno personal término se levantó y salio de aquel callejon, camino Cómo se las arreglo hasta el prostíbulo, cuando dio un paso dentro del local se desmayo entregándose sin voluntad al suelo, a la miseria, a su vida.

Se veía así misma en un hermoso jardín lleno de pequeñas flores, lilas y amarillas y luego veía a su lado una mujer la cual se parecía a ella pero más adulta, mucho más hermosa y de una tes más tostada.

-Vive mucho, conoce a Muchas personas, ama, ama mucho pequeña Isabelle-Le susurro al oído antes de poco a poco irse convirtiendo en burbujas-

Isabelle despertó algo extrañada por aquel inusual sueño y al abrir los ojos allí estaba el señor Bond que al verle con los ojos abiertos inmediatamente le propinó un fuerte puñetazo en el rostro.

- Maldita rata ¿Recuerdas que solo estafas conmigo o con quien yo elija?- Pregunto un poco más que enojado suspirando sobresaltado- Bien. Dime algo ¿Fueron estos tres canallas?- Señalaba algo tres hombres parados en la habitación en frente de su cama-

Isabelle aún mareada miro a cada uno reconociendo a los malditos de forma inmediata, supino y solo acertó con la cabeza, aquel hombre era tan raro que en vez de ver una violación veía un engaño. Bond empuño en manos su arma mientras apuntaba a la cabeza del primer hombre.

-Esto es- Dispara a la frente de este matándolo de forma inmediata- Para que- Apunta al otro y repite la acción- No te metas con más nadie- Y así finalizó con el golpe seco del tercero al caer al suelo- ¿Entiendes?-

Madame ObsessionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora