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Bond se había ido del país hacia uno o dos meses no era que Madame iba a llevar la cuenta exacta lo importante es que estaría en paz y disfrutando de lo que nunca antes había hecho, de su soledad. Caminaba por las calles sintiendo las miradas morbosas encima de su cuerpo, quizás a otra mujer le hubiese molestado pero sinceramente a ella le daba lo mismo.

¿Desde cuando Francia era tan hermosa? Se pregunto a sí misma mirando las hermosas construcciones y tiendas a su paso, era común encontrarse con los bohemios de aquel lugar y las prostitutas también. Había escuchado de un cliente estadounidense que una vez tuvo: "No hay cosa más hermosa que una francesa de cabellos castaños y lindo cuerpo" No entendía a veces cual era la admiración que este hombre tenía por las mujeres de Francia pero ella misma no podía mentir, veía Muchas mujeres hermosas por su paso, algunas más altas que otras, otras con mejores cuerpos pero todas eran hermosas sin poder se lo cuestionar.

-¿Por favor me puede dar una bagueta de pan francés y especias?- Pidio en un tono amable y con una gran sonrisa aquella castaña conocida por todo el mundo-

-¿Desea queso crema con puerro Madame Isabelle?- Pregunto el panadero antes de rebuscar entre los panes uno que llenará de gozo a su clienta-

Y así estaría por un tiempo, tan solo preocupándose por lo que comería y no por aquel viejo Bond, ya casi ni su nombre lo recordaba, esperaba con ansias saber que le depararía el futuro en ese año, tal vez conocería alguna persona interesante o solo dormiría.

Madame ObsessionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora