ERES - (KyuSung) EN EDICIÓN

3° Me encantas

¡Despierta! - Me gritó internamente mientras mi querido subconsciente me abofetea.

- Sí.

- Ven conmigo. - Me tomas por la muñeca, con firmeza y ternura a la vez.

Entonces salimos de la escuela, no importaba la mirada de los otros chicos, sólo importa tu mano viajando suavemente hasta tomar la mía.
Sigues caminando y yo me siento en la nubes. Entramos a primer autobús que se para frente a nosotros.

- ¿A dónde iremos?

Por mucho que me gustes, no puedo evitar sentir cierta inseguridad, nunca se termina de conocer a alguien y contigo apenas comenzaba algo.

- Te llevaré a un lugar lindo. - Te limitas a decir, pareces distraído, pero giras a sonreírme. Y digo adiós a toda inseguridad.

Está bien a donde me lleves.
Luego de unos minutos me tomas nuevamente de la mano para ir en busca de ese lindo lugar que mencionas.

Te adentras a una calle, atravesamos una avenida y entras a otra.

Veo un pequeño lugar, lleno de flores, con ventanas tan grandes que el lugar parece ser de cristal.
Con una sonrisa alegre te sigo hasta el interior de lo que parece ser una cafetería.

- Esperame en aquella mesa.

Decido hacer caso a tus palabras y me dirijo a la mesa que está pegada a una de las grandes ventanas. Está casi hasta el rincón, pero por alguna extraña razón me gusta. No hay nadie más en el lugar, sólo tú... sólo yo. Y obviamente un par de chicos que atendían.

Después de haberles dicho algo, veo a la chica llevando sus manos para ocultar una pequeña risita.
Un calor abrasador me invade.

¿Qué le hace tanta gracia?
¿Por qué le sonríe a mi hombre?

Tu hombre... Sí cómo no. - Me regaño para luego tragarme mi propia risa. - Soy tan tonto. Mirá que creerlo mi hombre por conversar un par de veces y traerme aquí.

Suelto una risita tonta y lo veo sentarse a mi lado. Automáticamente me sonrojo.
Espero y no crea que estoy loco.

- Espero que no te moleste... Ordené por ti.

- Oh, de acuerdo.

Entré mil palabras y recuerdos de una simple conversación por teléfono, acepto que debo estar soñando.

Tal vez.
Sólo tal vez.
Me he vuelto digno de ti.

De tus ojos y esa sonrisa.

- Me agrada que no seas tan interesado en lo que piensen los demás

- No tiene caso. Además medio mundo es gay en esa escuela.

Por primera vez puedo escuchar tu risa frente a mi. Es perfecta.
Nuestra escuela era exclusivamente para chicos. Obviamente uno se iba a encontrar con de todo un poco. Si no lo hicieran, serían tachados de "cerrados de mente".

- ¿Has tenido alguna relación con alguien de la escuela? - Tu pregunta me logra sacar de órbita. Pero seré sincero, aún cuando no quiero ser visto por ti como un patético inexperto.

- No. Mamá siempre dice que las relaciones entre los chicos del colegio no terminan bien, siempre habrá alguien que también guste de esa persona. Y ahí empiezan los problemas. - Reflexiono sobre mis palabras y mis mejillas arden de coraje, de sólo pensar en que le gustas a alguien más. De que alguien pueda posar sus ojos en ti. No quiero crearme falsas ilusiones pero no puedo, simplemente contigo no.

Me gustas tanto que podría confesarlo ahora.

- Mencionaste que no te gustaban las flores. ¿Por qué?