16° Se acabó

368 44 17
                                    

Con las piernas cruzadas, los ojos fijos, perdidos y el corazón latiendome como loco, lo observo, concentrado en ese nuevo videojuego. Sus ojitos cafés no pierden de vista ningún detalle en esa pantalla, sus dientes atrapan el labio inferior con ligereza. Otra de sus manos se pasea por esas hebras castañas producto de sus nervios.

Los minutos pasan y yo podría morir observándolo, suspirando como idiota por él.

Alza las manos en señal de victoria y luego hace un bailesito gracioso.
Gateando, me dirijo hacia él, para terminar abrazándome a su espalda con brazos y piernas, como si fuese un koala.

Aspiro su suave aroma y me pierdo en su cuello.

— Hueles bonito.

Menciono con tono aniñado, casi puedo jurar que le veo sonreír de lado.

Con un movimiento rápido me lleva frente suyo. Quedo sentado sobre sus muslos, con sus manos sosteniendo firmemente mis muñecas.

Entonces nuestros labios se juntan, en un beso tierno, suave y lleno de cariño.
Cuando se aleja, me mira con seriedad, frunciendo el ceño.
Su mirada se convierte automáticamente en una de completa decepción.

— Aléjate de mí.

De golpe, salto en la cama.

Abriendo los ojos de par en par, con la respiración agitada y el cabello pegado a la frente.

*°•°•°•°•°*

Llevas cuatro días sin aparecer en la escuela. Estoy realmente preocupado, Heechul ya está haciendo todos los preparativos de su fiesta de graduación y tú pareces haber desaparecido. Nadie sabe de ti, no te han visto

Con lo único que contestas mis mensajes es con un “Estoy bien.”

Pero ahora estoy aquí, en la puerta de tu casa.

Se abre y aparece tu mamá con el mismo semblante alegre de siempre.
Me permite entrar.

— ¿Se encuentra bien Kyuhyun?

Tu madre asiente.

— Claro. Está en su habitación.

— ¿Puedo? — Pregunto señalando las escaleras.

— Adelante, cariño, estás en tu casa. — Su tono alegre me da la confianza de seguir.

— Gracias.

Me aventuro escaleras arriba y escucho que hay música en tu habitación.

Toco un par de veces hasta que escucho cómo vas abriendo poco a poco la puerta. Tus ojos castaños me miran sorprendidos, tienes ojeras y el cabello enmarañado.

— ¿Qué haces aquí? — Cuestionas en tono despectivo, mi rostro se ensombrece ante tu actitud.

— Vine a buscarte. — Te contesto como su fuera de lo más obvio.— Desde hace días que no llamas, ni siquiera te has aparecido en la escuela. ¿Qué te ocurre?

— Nada, ya te dije que estoy bien. — Regresas a tu cama, está repleta de papeles por doquier.

— ¿Necesitas algo? — Me ofresco cerca de ti. Levantas tus ojos hasta mi, con el ceño fruncido.
Tu mirada despectiva hace que la luz roja se prenda.

— Sí… ¿Podrías irte?

Abro los ojos de sorpresa y levanto las cejas.

— ¿Disculpa? — Pregunto casi atónito. Debes estar bromeando, debe ser eso solamente… ¿Verdad?

ERES - (KyuSung) EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora