Rae POV
-Toda la manada se inclinó, haciendo reverencia a nuestra deidad, la diosa Selene se presentó ante nosotros con un cuerpo humano, de tez clara, labios rosas pálidos, su cabello largo hasta los pies, color blanco con reflejos grises, de estatura normal, y sus ojos como dos fosas infinitas, de un color tornasol, muy inhumanos, algo que no era de este mundo-.
Relate perdida en el inminente recuerdo, aún con el pasar de los años, su forma seguía nítida en mi memoria, tallada en fuego, algo tan claro como si hubiera pasado ayer.
-La diosa se apiado de su descendiente, se acercó a él, y le acaricio la cabeza, le susurro unas palabras y ante un asentimiento de él, se acercó a mí, tomo mi mano y cerró los ojos-.
Suspire y en un acto reflejo mis dedos acariciaron mi muñeca, justo en el lugar donde habían estado sus dedos, mi piel quemaba en esa área recordando su tacto, suave pero rígido.
-Yo era rubia sabes, mi cabello era claro como la miel y mis ojos marrones rebosantes de fuerza y vitalidad, o al menos eso solía decir mi familia-.
Mi voz salió como un susurro y me maldije internamente por parecer débil enfrente de él, carraspeé para recuperar mi tono normal.
-¿Tienes alguna idea de lo que sucede cuando un cuerpo inmortal toca a uno mortal?, no es como narran las leyendas, todo ese poder contenido, en contacto con alguien que no fue diseñado para soportarlo, es letal-.
Jason inhalo pesadamente y por primera vez hablo.
-Eso significa que...-.
-Sí, morí, no por la falta de sangre, ni por las heridas causadas por Maurice, morí por la mano de la diosa de la Luna, muchos dirían que no es una mala forma de morir, pero para mí, fue un destino peor que aquel que estaba sufriendo-.
Mi respiración se agito con el recuerdo, tener el corazón desbocado mientras mi pecho subía y bajaba rápidamente, era algo que no volví a experimentar después de que mi corazón se detuvo por esa primera y única vez.
-Me dejé de mover, cerré los ojos, y aquella chica, la dulce, la inocente, la que se ruborizaba, la que era amada y sabía amar, murió-.
-Si moriste esa noche, ¿Cómo es posible que...-.
-¿Qué fue lo que te dije al principio?-.
Corte con tono mordaz, Jason cerro la boca de golpe y palideció, me arrepentí de haber sido tan brusca, pero era mi naturaleza, suspire y acaricie mis sienes, las lágrimas que había derramado hace unos minutos me trajeron un dolor de cabeza espantoso, pero tenía que terminar la historia, él se merecía la verdad.
-Cuando volví a abrir los ojos todo era distinto, mi cuerpo, ya no sentía dolor, de hecho, ya no sentía nada en realidad, ni la brisa que soplaba, ni el frío de la noche de invierno, mi corazón palpitaba de manera regular, pero eso era todo, me sentía vacía, como si un agujero negro que me consumía lentamente, arrasando con mi interior-.
-Mis manos las movía, al igual que mis piernas, pero se sentía como algo ajeno, estaba recostada así que me levante, mis ojos enfocaron mis dedos, largos y libres de los callos de lavar la ropa contra las piedras del río durante años, lo que más me sorprendió fue mi tez, ya no tostada y cálida, si no blanca y perfecta, como la de un vampiro, eso me asusto y mi mirada fue más allá de ellos, el lugar donde estaba el lobo de Mikael, estaba vacío, asustada me precipite hacía delante, pero no era consciente de mi nueva fuerza así que acabe con la cabeza estrellada contra el piso, fue un golpe bastante fuerte, dado que empecé a sangrar, sentía un líquido que me recorría desde la frente hasta la barbilla, obviamente mi mano sujeto ahí donde sentía la herida escocer, imagina todo lo que se me paso por la mente cuando vi mi mano y descubrí que el lugar donde debía haber sangre roja, se encontraba un líquido plateado, me pare como pude, el claro donde estaba, era rodeado por una gran muralla, que no parecía tener una puerta, empecé a gritar, grité como si la vida se me fuera en ello, hasta mi garganta ardió-.
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Un Alpha de Oro Para Una Alpha de Plata
Hombres LoboLibro I Primer golpe, esclavitud. Segundo golpe, rebelión. Tercer golpe, muerte. Cuarto golpe, poder. Quinto golpe, superación. Pelea por lo que te dicta el corazón, protege a tu manada, y no dejes escapar el amor. No estaba listo para que ella entr...