A A M I N A H

Evento Seis

3 de septiembre 1990

Es hermoso, felicidades.

Un arreglo floral sin remitente llega a la habitación de los Hasbun. Con una notita que decía "haz condenado y sellado tu destino".

No quiero estas flores, por favor Marco Aurelio ¿las puedes sacar? son muy fuertes para el bebé.

Claro que si me dijo el muy condecendiente.

A mi memoria llega la imagen del día del ayer antes de de salir aqui, es horrible, me paso lo mismo al leer la nota, un frío ha entrado a mi ser, es como miedo un presentimiento, me siento realmente asustada.

Marco Aurelio me avisa que tiene cosas que resolver y que debe irse. Odio estar sola de noche en un hospital pero no conocía a nadie que se quedare conmigo. Así que debia ser fuerte.

Prefiero descansar ahora que mi Raúl esta dormido. Cierro los ojos, no han pasado 10 minutos cuando lo escucho llorar, así que muy cansada por el parto... señores, parir duele. Me levanto a buscar a mi bebé y no puedo creer lo que veo...

A oscuras veo levitar la manta de mi bebé y mi bebé, llora desesperado intento alcanzarlo, es increíble que ninguna enfermera lo escuche y no venga ayudarme, estiro mi brazo pero el suero me impide llegar a el, duele porque le hice mucha fuerza, es cuando veo claramente la cara de mi padre besando a mi hijo, mirándolo de manera retorcida con esos ojos rojos y su sonrisa oscura que por rato mostraba sus dientes, saqué el valor, no me importó que me doliera, cayó el sujetador de suero, y pude sostener a mi hijo. Es ahí cuando llega la enfermera y me dice que por qué no la llamé. Estaba nerviosa sólo quería tener en mis brazos a mi hijo, lo que dijo no lo oi, pero no lo solté de nuevo.