Evento Trece

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26 de diciembre de 1990

Estos días han sido algo alocados... he tenido sueños muy sexuales. De esos que te hacen sentir como que fue cierto. Aunque no voy a negar que se siente rico tener placer venirse, sentir tu cuerpo extremecerse y luego relajarse. Me siento más exhausta, pero mi ánimo de mantener a mi hijo saludable lo es todo.

~Aaminah..., Aaminah. ¿que te parece si salimos, caminamos, comemos un helado, sacamos a nuestro hijo a pasear?

Mis ojos se iluminaron, no podía creer que Marco Aurelio me pidiera eso, después de tanto tiempo ¿será que cambió de opinion? ¿y si quiere seguir conmigo? ¡ay no lo puedo creer!

Claro que si... ¿por qué no?

~De paso hablamos.

Mi cara se nubló, obviamente venía ma misma historia. Debemos separarnos y que no me quieres.

Según agarro a mi hijo para salir y vuelvo a ver esa oscuridad, como baja el sol, creo que es una nube cuando... ¡oh vaya! Creo que es Caym y resultó que solo era una nube, así que pase mi tarde de lo más feliz.

Hablamos, llegamos a un acuerdo, pero estaba llena de ira, de rabia e impotencia que disimulaba con "felicidad". No sabia que hacer.

Así que al llegar a casa tuvimos una discusion. Marco se ha ido, pero alguien ha entrado a la casa. Estoy en la cocina, así que supongo que quien entró fue Marco Aurelio, a menos que Caym ahora entre por la puerta ajaja.

Pero no, no recuerdo que ha pasado en el tiempo transcurrido desde que oí a alguien entrar por puerta y sentir como el caliente de mi sangre moja mi ropa y mareada caigo al piso. Intento alcanzar a mi hijo pero mi vista se hace borrosa, lo último que recuerdo es ver a alguien pararse a mi lado y no hacer absolutamente nada por ayudarme y mire al otro lado, veo a mi hijo mirar fijamente a quien estaba de pie dejándome morir, una moneda es puesta bajo mi lengua, no tengo fuerza, estoy muy cansada. Creo que mejor me quedo tirada, lo siento hijo...

A A M I N A HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora