Evento Siete

19 1 0
                                    

4 de septiembre 1990

Marco Aurelio esta firmando la "de alta" estoy feliz, me iré a casa. A pesar de que mi bebe nació ante de tiempo está en perfecto estado de salud.

Es bueno agradecer a Dios por está bendición que me ha dado, al fin en casa, privacidad, no mas medicos. Que bien se siente estar en casa.

Aaminah, tengo que decirte algo...

-No por favor, no me digas que otra vez con la idea de separarnos, no es sano para el bebé, apenas tiene dos días de nacido.

No hablaremos de esto ahora. Pero tendremos que enfrentarlo.

En el fondo ya no me importaba tanto, tenia a mi hijo en mis brazos, ahora quiero bautizarlo. Quiero librarlo de lo que quiera que sea eso que se parece tanto a mi padre.

~No podrás liberarlo.

Escuché claro cuando alguien susurró esto en mi oido, creí que era mi esposo pero no, el estaba saliendo de la casa en ese preciso instante, fui a acostar al bebé a su cuna.

Según me acerco a la habitación más oscuro se torna. Una silueta se posa en la entrada de la habitacion, su cabeza mira al piso, y su respiración es algo ruidosa, parece un silbido. Nuevamente siento un escalofrío y esta vez el miedo es tan grande que mis piernas no reaccionan.

Una risa algo ridícula pero a la vez terrorífica suena en la casa.

~Tu miedo me llama, y cada vez que piensas en en mi también lo haces.

¿quien eres?

~Calma, no te desesperes... permiteme presentarme... soy Caym Gran Amo del infierno, comanda 30 legiones y soy uno de los más sabios en el infierno. Puedo lograr tu desesperación. Lamentablemente no me enviaron para eso, me...

¿Que quieres?

~Lo que te desespera es que me parezco a tu padre... es tu mayor miedo, el siempre lo fue, por eso me ves con su apariencia pero creeme, soy mucho más hermoso.

¿No te parece suficiente ser un demonio para que yo me desespere? Me estas molestando, mi hijo se asusta contigo, que diablos quieres.

No menciones a mi colega... me otorgaron una mision. ¿Quien...? Nadie, pero como mencioné soy un gran sabio infernal y me lo agradeceras. Vengo a resguardar a tu hijo. Nada le pasará hasta que llegue su hora.

En ese momento vi como la casa volvió a la normalidad, aquel demonio habia desaparecido, se esfumó, mis rodillas flojaron, no se como pude sostener mi bebé en brazos.

A A M I N A HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora