▪ 3 ▪. El estrecho de Amunkland

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- Capitán, nos aproximamos a un nuevo planeta que no es parte de la Federación.- Advirtió Hikaru.

- Adelante.- Dio permiso el capitán.

Su misión era visitar otros planetas y hablarles sobre la Federación. Hasta ahora era el primer planeta al que abordarían. Enviaron un saludo, pero no obtuvieron respuesta alguna.

- Capitán, por el bien de la tripulación deberíamos bajar nosotros y la teniente Uhura.- A el capitán le empezaba a caer un poco mal Uhura, y sí, aunque se la intentaba ligar aún, lo único que ella hacía era vivir bajo el brazo de Spock.

James no tenía intenciones de separar a Nyota y a Spock, pero desde que ella empezó a estar más pegada a su primer oficial, le estuvo quitando mucho tiempo del cual el humano y el vulcano pudieron compartir.

- Por fin te centras en mí antes que en Uhura.- Dijo el capitán, molesto e irritado.

- Luego hablaremos. Dile a Sulu y a Chekov que nos teletransporten a la superficie.- Sentenció Spock.

Luego de hacer lo que su primer oficial dijo, se dirigieron a la sala de teletransportación. Nyota corría detrás de Spock para besarle, cosa que irritó más a su compañero.

Luego de que aquella aura los envolviera, aparecieron en un valle hecho de rocas, filosas, la mayoría. Caminaron durante algunos minutos, mientras en sus bitácoras registraban la fecha estelar y su situación actual.

No tardaron en encontrarse con algunos seres extraños. Estaban armados hasta los pies, no eran muy altos, pero si macízos. Empezaron a perseguirlos, y se les hacía relativamente complicado correr por aquellos campos minados de rocas filosas que amenazaban con clavarse en sus cuerpos. Sin embargo, los otros seres no tenían dificultad al moverse por allí lo cual hizo que los lograran atrapar en pocos minutos.

- Diablos, Spock. No tuvimos que haber llegado aquí.- Se quejó Jim mientras era apretado contra el rasposo suelo con sus manos en la espalda totalmente tendido e inmóvil.

- Ya encontraremos manera de escapar.- Lo tranquilizó y se los llevaron.

[...]

Luego de un buen rato que intentaron hablar, los Amunos - gentilicio de Amunkland - tomaron presos al capitán y a su primer oficial hasta que los tripulantes de la Enterprise bajasen a hablar, pero por órdenes del capitán, eso no se haría. No iba a arriesgar la vida de sus tripulantes.

- Maldita sea.- Se quejaba James.

- No pueden tenernos cautivos tanto tiempo Jim, saldremos de aquí pronto.

Estaban en una habitación decorada, espaciosa y bien amueblada. Pero, ¿quién diablos encierra a alguien con la ventana abierta?

- Spock, ¡la ventana está abierta!

El capitán saltó por la ventana, pero gracias a Spock, pudo salvarse. Había una caída de por lo menos 30 metros.

- ¡James! ¿Estás loco o qué?- Spock se había alterado como nunca, vaya que no siempre se le veía levantar tanto la voz.

Jim no podía hablar. Estaba tan shockeado que solo miraba a Spock a los ojos.

- Joder, deja de salvarme la vida.- Dijo.- A éste paso voy a tener que vivir contigo para que me salves en cada segundo.- Bromeó, pero también sonó serio.

- Hay un río abajo, podríamos saltar pero también tenemos en riesgo de morir.

- De todos modos, moriremos aquí si no hacemos algo pronto.- Planteó el Capitán.

A Lesson to Love or Die. ▪ Spirk ▪ - One-Shots -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora