Capítulo 31

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— Cha Hakyeon —

Dejé transcurrir el primer día, mirando el celular y viendo mis mensajes en el chat de Taekwoon, no vistos.

Llamadas, directo al buzón.

Me estaba volviendo loco, pero aunque seguía con un nudo en el pecho, no lloré más.

Sin embargo, tampoco pude reunir el coraje necesario para comprar un vuelo a América.

Me daba mucho miedo, pensamientos de Taekwoon rechazando verme aún con todas esas horas que me tomarían llegar a él.

Decidí esperar a que hubiera una mínima señal de su parte. Mi maleta estaba lista, pero Taekwoon no se apareció.

Habian pasado 5 días y 12 horas desde que Taek se había ido. Y nada.

Tenía las esperanzas hechas trizas, y no recordaba la última vez que había comido algo sano.

Que no hubiera lágrimas no significaba que no estuviera destrozado. Sólo que no creía merecer llorar.

Después de diez llamadas, finalmente decidí contestar. No sabía quién era, solo que por el tono sabía quién no era.

No era mi Woonie.

— ¡Espero que tengas una buena explicación, aparte de estar enredado con las piernas de tu amante! — Ravi me hablaba con voz alta, alterado. — No confirmaste lo del cumpleaños de Jaehwan, ¿que se supone que haremos para mañana?.

— ¿Qué día es mañana? —pregunto aún muy confundido, — ¿Qué confirmaciones? Ravi no entiendo de qué me hablas.

Tenía la mente embotada y no lograba seguirle la conversación.

—Jaehwan. Cumple. Mañana. —Ravi resopló exasperado — Confíe en que aún estando con tu novio, podrías haber llamado dos días atrás y confirmar el espacio, cattering y todo lo demás. No lo hiciste.

— Woonah no tiene la culpa… yo — hice una pausa tratando de no delatar nada en mi voz— solo lo olvidé.

—Ya veo — dijo Ravi para nada convencido. — Necesitamos aunque sea un espacio para unas diez personas. Su cumpleaños no puede pasar sin al menos una copa de champán.

— Yo… — no quería salir de casa. Estaba totalmente pendiente por si acaso Taekwoon me llamaba, y eso incluía el teléfono del apartamento. —… creo que tengo el sitio. No es tan grande, pero no es pequeño tampoco.

Mientras miraba el apartamento, imaginaba que los muebles podían ser movidos a la habitación de huéspedes.

Al final yo no iría a la fiesta. La fiesta vendría a mi.

———

A la final Hyuk trajo a su novio Hongbin para ayudar con la decoración.

Y la limpieza.

Sí pensaba que yo era ordenado, nada se comparaba con ese chico.

No hubo un solo lugar en la casa que no pulió, y eso incluyendo mi cuarto, que seguía patas arriba desde que se fue Taekwoon.

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