Capítulo 34

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- Hongbin -

Decirlo era más fácil que hacerlo.

Seducir a Hyuk, ¿como se supone​ que haría eso?.

Me acerco a él lentamente y me pongo rojo nada más al llegar a su lado, con esa clase de pensamientos navegando en mi mente es comprensible.

He captado su atención sin quererlo.

- ¿Que te ocurre?- me dice Hyuk al tomar mi mano. - Estás muy callado.

- Vamos a mi casa.

- ¿Justo ahora? - me pregunta confundido y mira a Ken.

No necesito seguir su mirada, le ha oscurecido por completo. Algo ha pasado entre Hakyeon y Ken.

Lo tomo del mentón y lo obligó a mirarme.

- Vamos a jugar... quiero irme.

- Tú... lo estás ayudando.

- ¿Me voy sólo?

Lo miro y me está analizando, no puedo ser sexy... pero lo intento una vez más.

- Jugaré conmigo mismo si no vas.

Sorprendente he podido bajar mi voz varias octavas y hablar todo lo que quería.

Para enfatizar mi petición, llevo una de mis manos a su rodilla y con un dedo recorro su muslo rozando su miembro levemente y jugando con el botón de su pantalón.

- ¿Nos vamos?- le pregunté ansioso.

Aún así, sin esperar respuesta me dirigí a la puerta.

Él me seguia. Sin hacer ruido. Sin tocarme y me desesperaba.

Me miraba fijamente, y solo lograba ponerme nervioso.

Debía decirle. Cada día las palabras eran más difíciles de callar.

Querían salirse solas de mi boca y confesar mi secreto.

Hyuk sabía que su silencio me ponía nervioso y le gustaba hacerme sufrir con eso, algunas veces.

Pero hoy, yo no quería que lo hiciera. Quería escuchar el timbre de su voz.

Algo en las palabras de Ken me había puesto a pensar.

Sí, yo le gustaba, estábamos saliendo.

¿Podía haber más?

No quería ser el primero en soltar sentimientos en nuestra relación, pero era casi imposible aguantarme más.

Lo había hecho desde que lo ví, y ahora lo tenía a mi alcance.

El camino a mi casa fue en ese mismo silencio.

- Habla conmigo, ¿sigues molesto por lo de Ken? - le dije mientras le daba la espalda y abría la puerta de mi antiguo hogar.

La casa que se había convertido en mí hogar actual era la de él.

Había estado mudandome sin preguntarle.

Una cosa a la vez y él no había protestado. Todo lo contrario. A veces era él quien llevaba cosas de aquí a su casa.​

- Está mal lo que está haciendo. Meterse en medio, está mal.

- No puedo llevarle la contraria a Ken. Realmente no puedo. Solo debo apoyarlo.

- Pensé que eras su amigo.

Ya no siento sus pasos tras de mí. Y me volteo a verlo.

Su gesto es confundido mientras me observa desde la puerta del cuarto, sin entrar del todo.

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