Atardecer en Tokyo (KuroKen)

Cámara lenta

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A T A R D E C E R . E N . T O K Y O

CAP 4: Cámara lenta

Espero que Kuroo pueda encontrar a alguien mejor, con mayores afinidades y que esté dispuesto a formar una familia. Si volviera con él ahora como si nada pasara, no tendría sentido mi decisión. 

Es difícil dejar ir la persona que pensaste que te acompañaría toda tu vida. 

Pero cada día que pasa, me siento más seguro que si esta ruptura hubiese ocurrido en diez años más, nos habría causado un daño mucho mayor. 

Tengo suerte de estar en este templo, alejado de la ciudad. Tampoco estaba tan mal la casa de mis padres, pero ya no me sentía tan a gusto como antes. 

A mi edad debería ser capaz de valerme por mi mismo.

La adultez es un fastidio. Y barrer estas hojas también, no pasa ni medio día y todo el sendero se repleta de hojas. ¿Cómo es que Lev ha podido mantener el templo tan limpio? Cuando llegué se veía bastante decente, incluso llegué a pensar que habían más personas cuidando el templo.

Si tan solo tuviera internet para jugar algunas horas durante el día este sería el lugar de escape perfecto. En fin, a pesar de todo, es lo mejor que pude conseguir. 

¿Por qué debería volver a Tokyo? Me he dado cuenta que no tengo gente muy cercana en la ciudad. No tengo una vida tan increíble que me haga extrañarla. 

Solo me gustaba vivir en Tokyo porque estaba formando un hogar con Kuroo. 

Él ha sido la única persona con la que he estado, y hemos pasado por tantas cosas durante estos años.

Recuerdo la ansiedad que me causó mi primer trabajo. Al mes y medio tuve una crisis y él me fue a buscar. Me contuvo. Me dijo que todo iba a pasar, que hasta podía renunciar para empezar con alguna terapia y que solo me preocupara por mi. Al final solo acepté ir a terapia, no quería ser una carga. 

La única razón por la cual seguí en ese trabajo fue para apoyarlo con los gastos, no me atreví a ser honesto con él y decirle que en verdad ese trabajo lo detestaba. Además mis padres se estaban esforzando demasiado para enviarme dinero durante mi paso por la universidad, tampoco quería ser una carga para ellos. Tuve que aguantar tantas situaciones desagradables. No me gustaba ir, lo único que quería era estar en casa. Si tan solo tuviera que interactuar por correo con mis compañeros de trabajo, no habría tenido tantos problemas. 

Empiezo a sentir mucho frío esta mañana, debí pedirle a Lev unos mitones. Mis manos se están enfriando muy rápido. 

Comencé a calentarlas con mi aliento mientras miraba la pila de hojas que había formado en este rato.

Kuroo, espero que entiendas que esta decisión no fue nada fácil. Me sentía bien contigo, pero no quiero permanecer a tu lado si tienes planes que no comparto...

― Kenma-san, con que aquí estaba.

La voz de Lev me asustó y me distrajo de mis pensamientos. Lo miré un poco molesto y noté que andaba más abrigado que el día de ayer. Se había puesto una bufanda negra, un abrigo muy largo, y una gorra que tapaba todo su cabello, bueno, excepto su larga trenza de hippie. Además traía puesto unos guantes, debería pedirle un par...

― Lo he estado llamado hace rato, tenemos que hacer algo muy importante.― me habló mientras frotaba sus manos.

― Aún me falta barrer la entrada...― le dije señalando el camino hacia el portón.