Atardecer en Tokyo (KuroKen)

Perderte

A T A R D E C E R . E N . T O K Y O

CAP 6: Perderte

Advertencias: Lime 

Habían pasado casi diez años desde que empezaron a ser novios, y en sus ojos aún había una chispa que se encendía cada vez que se miraban mutuamente.

Kenma apartó la mirada en seguida y bajó un poco su mentón. Kuroo, quien seguía al pie de la puerta no apartó su mirada, y pidiendo permiso, caminó un par de pasos hasta sentarse en el suelo de tatami, a medio metro del kotatsu de madera donde Kenma se encontraba.

―Kenma, ¿podemos hablar solo unos minutos?― preguntó el moreno con voz serena.

―No quiero hablar ahora. Quiero estar solo. ― respondió con la mirada fija en la madera de la mesa.

―Me gustaría que al menos me escucharas. No me dejaste procesar la información el día que te fuiste. Te había estado preparando una fiesta sorpresa para tu cumpleaños, y el trabajo esa semana había sido muy exigente. ― dijo Kuroo antes de suspirar. ―No lo vi venir, Kenma. Me sentí totalmente bloqueado. Cuando me quedé solo en el apartamento, aún no terminaba bien de procesar todo lo que significaba que dieras por terminada una relación en la que yo jamás te he fallado y jamás lo haría. ― añadió Kuroo frunciendo el ceño y mirando hacia un lado. ―A veces me gustaría saber en qué piensas, pero sé lo mucho que te cuesta entender tus propias emociones. Me frustra no poder ayudarte como debería. Se supone que debería acompañarte en los buenos y malos momentos, pero si te cierras cada vez que intento acercarme, no puedo hacer mucho. Te he dado tu espacio todo este tiempo que fuimos pareja, pero ahora que te vas por tu cuenta, realmente no sé si debería estar aquí. ― dijo Kuroo cruzándose de brazos.

―Kuroo.― interrumpió Kenma preocupado. ―Mi única razón para alejarme es para no hacerte daño, ya te lo dije. Sé lo mucho que quieres formar una familia y no es un sueño que comparta contigo. Con nadie realmente. Solo quiero una vida tranquila. Me habría gustado compartirla contigo, pero tenemos esa gran diferencia. Tú te mereces una persona que también quiera formar una familia. Si tú cedes, no serías feliz y tarde o temprano te estarías arrepintiendo.

―Al diablo la familia. Yo solo te quiero a ti, Kenma. ― respondió Kuroo en un tono molesto. ―No me importa renunciar a eso. Olvídate y retomemos lo nuestro. ¿De verdad crees que preferiría perderte? ― preguntó apretando con fuerza sus puños.

―Es la única manera en que podrás lograr tu sueño. Solo soy una opción más en tu vida. ― respondió Kenma. Su voz se había quebrado al terminar de pronunciar la última oración.

―No lo eres. Y nunca lo serás. Cuando se trata de ti, las opciones no existen. ― contestó Kuroo causando que Kenma levantara un poco la vista y quedara sorprendido por la respuesta.

―Kuroo.― dijo el joven de ojos ámbar antes de apretar con fuerza sus labios. Su corazón empezaba a latir con fuerza, pero su mente le enviaba señales de que algo no andaba bien. Tras una larga pausa, finalmente decidió continuar. ―Lo siento, yo no soy feliz con mi vida actual. Me he acostumbrado demasiado a ti, a que me trates bien y a que me ayudes en todos mis problemas. Pero siento un gran vacío que tú no puedes llenar.

Kuroo le dio un fuerte escalofrío en todo su cuerpo y tragó saliva. Estaba intentado conectar nuevamente su mirada con la de su exnovio, pero al notar que no lo lograría, su respiración se aceleró. El silencio se había vuelto incómodo en presencia de la persona con la cual había pasado varios años conviviendo y que aún seguía amando. Jamás, en tantos años de relación, había sentido tanta incomodidad, y tras entender que la situación no avanzaría a su favor, se puso de pie y caminó hasta la puerta de la habitación.