Spinel

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—¿En verdad no hay alguna manera en que puedas... Teletransportarnos o algo así, Princesa?

—Por enésima vez, Duquesa... Hago magia, no milagros.

—¿No es la magia un milagro?

—Yo diría más bien que es una maldición...

Habías tenido que pasar muchos años de tu infancia encerrada en un salón estudiando para poder controlar esa maldición. Mientras tus hermanos jugaban a las escondidas en el jardín, tú aprendías la tabla periódica de los elementos y la ubicación de los minerales en el suelo, los nombres de cada joya existente en la faz de la tierra y a fundir metales sin que estos se dañasen.

Con los ojos fijos en un punto invisible en el horizonte, luz blanquecina y rojiza emanaba de tus manos ocultas en el bolsillo de los pantalones que la Duquesa Zoë te había prestado, moviéndote de un sitio a otro dentro del carromato que los sirvientes del Rey habían logrado "obtener" (Robar en medio de la carretera) para que todos pudiesen transportarse de encubierto.

—Aunque supongo que a una mujer de ciencia como usted no le gustan esa clase de términos ambiguos —mascullaste al observar por el rabillo del ojo a la de cabello castaño, quien yacía sentada junto al Comandante Smith a uno de los costados de la carreta—. Si le sirve de consuelo, tuve que estudiar alquimia, orfebrería, geografía, joyería, minería e historia durante más o menos una década para poder controlar a Más Allá del Límite, así que hay un poco de ciencia en esta clase de magia.

—¿Hay una explicación del por qué estás dando vueltas en la carreta desde que empezaste a crear la capa reflectora? —el Comandante Smith preguntó con genuina curiosidad. Casi parecía que ustedes no habían peleado tan solo unas doce horas atrás.

—Ha pasado poco menos de una década desde que utilicé a Más Allá del Límite, y esta es una clase de magia mas parecida a un músculo que a simple hechicería: Si no se la ejercita constantemente, se vuelve difícil de controlar y consume demasiada energía vital —mientras explicabas, tus pies continuaron llevándote desde un extremo a otro en la carreta, observando las espaldas de Eren y Jean que manejaban los caballos y luego los rostros de Mikasa, Sasha, Krista y Connie que se encontraban recostados contra la pequeña compuerta de la carreta, armas en mano en caso de que tu magia terminase por sufrir un desperfecto y ellos se viesen obligados a protegerlos a todos a la antigua—. Justo ahora estoy utilizando la energía de la espinela para crear el campo refractario sobre nosotros, pero obviamente no hemos podido comer ni dormir bien, y mi cuerpo ha estado durante estrés constante durante las últimas cuarenta y ocho horas. Normalmente la espinela estaría consumiendo mi fuerza vital para poder transformarla en magia, pero como mi cuerpo se encuentra bastante débil por el abuso de estos días, me veo obligada a utilizar también la energía del rubí para mantener mi fuerza vital en niveles altos.

...

—... Qu'est-ce qu'elle a dit, Connie? —tras un largo silencio, escuchaste a Sasha decir desde el extremo contrario de la carreta, haciendo que el muchacho de cabello rapado saltase en su sitio y mirase a su compañera con vergüenza y decepción, dándole un golpe en un brazo.

Vous n'êtes qu'une femme ignorante! —exclamó el muchacho, más luego se puso a sudar cuando notó que tu le estabas viendo, esperando una explicación—. Perdonela, Majestad... Es solo una chica de pueblo y no entendió lo que usted quiso decir. Apenas aprendió a hablar decentemente su idioma poco antes de que usted llegase al reino.

—... Imagina una hornilla encendida (Yo) con una olla con agua (El cinturón) que está cocinando una papa (Magia), Sasha —explicaste pacientemente al retomar tu caminata, comprendiendo la confusión de tu damisela.

Beyond The BoundaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora