CAPÍTULO 4

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— ¿Trata de blancas? ¿Junhoe enloqueciste por completo?

—No estoy hablando de eso, es completamente diferente. — El azabache sabía que pese a lo que hacía no era algo digno y aún menos luego de aceptar violaciones dentro de su compañía, la trata de personas era algo con lo que ni siquiera él se atrevía a jugar.

— ¿Puedes explicarte mejor entonces?

—Hablo de un acompañante, sexual. El chico llegó hasta mi debido a que el malnacido de Seung quería follárselo y viendo la única opción de hacerlo era estando lejos de su padre lo mandó conmigo. Quiero decir, vendámosles lo que quieren.

—Lamento informarte amigo que eso es trata de blancas — murmuró Hanbin por lo bajo más para él mismo.

—Entonces llámalo como quieras. El chico es una joya y no puedes negarlo ¿quién no pagaría por follárselo luego de ser su compañía por una noche?

—Sigo creyendo que no es buena idea, ¿qué pasa si algo sale mal?

— ¿Qué podría salir mal? Anunciamos al chico por la página web y recibimos las reservaciones, claro la persona que pague más lo obtendrá primero.

— ¿Planeas hacer una subasta con el chico?

—No parece ser una mala idea, ¿crees que la primera sea buena hacerla en vivo?

—Sigo creyendo que algo malo saldrá de todo esto, Junhoe por favor reconsidéralo. He visto a Chanwoo y Taehyun muy pegados a él, seguro cooperaría más si lo colocas en la sección A.

—No, lo decidí, considérate culpable luego de auto llamarte 'puta de compañía', no salió de mi cabeza en toda la noche. Su sección será la K. Será mi platillo principal ahora.

Con la decisión final y el sabor de éxito en su boca dio por finalizada la conversación con Hanbin, ahora sólo faltaba poner todo en marcha lo antes posible, no quería esperar más. Sin perder tiempo, luego de que Hanbin abandonara su oficina se puso en contacto con su secretaría Park para que hiciera los pedidos a los diseñadores webs de un nuevo apartado. Necesitaba fotos de su nuevo producto, y sería difícil convencerlo de hacer una sesión de fotos sin que saliera llorando en toda ella, era mejor que el servicio de video instalara cámaras en su baño privado por un tiempo, así obtendría fotografías espontaneas, cosa que buscaba fuera el atractivo del chico. Luego de mandar hacer eso, le informó a la peli-naranja que necesitaba reunirse con su equipo para organizar la subasta, que a como la había imaginado sería todo un evento, que solamente personal con alto nivel económico recibirían invitación. Junhoe sabía que aquello sería todo un evento, y que el chico le daría tantas ganancias que sentía ya se estaba pudriendo en dinero.

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Su corazón ardía debido al dolor que sentía, no, no estaba mintiendo, era un dolor indescriptible, tal vez no uno físico, pero emocionalmente sentía que sí. Porque él sabía que nadie lo rescataría. Nadie pagaría la cantidad que pedían por su libertad.

Kim Jin Woo, hijo en su efecto de uno de los petroleros más poderosos de Asía, con educación tan prestigiosa desde que salió de las entrañas de su madre, nacido en cuna de oro, calzando zapatillas de cristal; pero todo esto no significaba que sus padres lo quisieran. Él no era importante para ellos y él lo sabía. ¿Para qué les iba a servir siendo el segundo en la línea? Luego de que su hermano contrajera nupcias –muy afortunado debía decir- con la chica que siempre amó y convenientemente era la perfecta pieza, hija de otro magnate poderoso del continente, la unión de esos dos había asegurado el poderío de ambas familias, Kim Jinwoo en esta historia no importaba.

No, sus padres no lo querían, tal vez sí, no lo sabía, pero ¿Cómo alguien podría amar a una persona que nunca en su vida había visto? Jinwoo nunca conoció a sus padres, no como su hermano. Él vivía en Corea sí, pero solitario, mientras su familia vivía en Hong Kong. Nunca mostraron interés por su educación, ni su salud, mucho menos por las navidades o sus cumpleaños; seguramente el que las personas que cuidaban de él siguieran se debía a sus cuentas donde caía el pago mensualmente.

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