CAPÍTULO 8

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La segunda ocasión se encontraba igual de aterrado que la primera. También lloró y deseo estar muerto. Pero no fue tan asqueroso. Primeramente porque no lo había obligado a coger sobre una mesa, fue tan normal como se podía, en una cama.

Intentó no llorar demasiado y disfrutarlo, se dejó llevar por las sensaciones e ignoro la persona que estaba sobre él. Pero igualmente fue una bestia con él y lo lastimó. Comenzó a comprender que necesitaba relajarse y dejarse llevar, así todo sería más fácil y sin tanto dolor para él, aun así algo dentro de su interior se quebraba.

Era martes, entre semana, lo cual se le hizo más raro cuando Hanbin lo había llamado. Le informó que si gustaba podía pasar de regreso a comprar cualquier cosa que necesitara con su pago. Le entrego una tarjeta y le advirtió que no intentara escapar, de cualquier forma iría vigilado y esa tarjeta solo funcionaba con cosas básicas, ropa, comida, aparatos electrónicos, no más. No podía comprar cosas como boletos de avión o ese tipo de cosas.

De cualquier manera para cuando Jinhwan regreso por más masoquista que sonara no tenía ánimos de intentar escapar, pasó a un centro comercial y compro algo de ropa porque la necesitaba, no podía usar la de Chanwoo y Taehyun toda la vida, además que le quedaba enorme. Regreso a su habitación prontamente y se dejó caer, ese lugar se había vuelto cálido para él, de alguna u otra manera había terminado aceptando el lugar, pensaba que se debía a la compañía de los chicos con él.

Claro se sentía demasiado incomodo al saber que personas adultas tenían sexo con él además de saber cómo lo veían, con tanto deseo que incluso llegaba a dar asco, pero no le quedaba otra opción, debía resignarse, mejor fuera pronto.

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—Soy un idiota, volví a caer. — Acaba de llegar y se encontraba quejándose, pero al final del día Junhoe era el único verdadero amigo que tenía y que sabía podía confiarle aquellas cosas cursis e idiotas.

— ¿Terminaste lamiéndole las bolas? — Cuestionó el pelinegro arreglando unos papeles rápidamente para centrar su atención en su amigo.

—Peor. Deje que me follara por cada rincón del departamento. Mierda fue tan bueno.

—Dios, eso me ha calentado hasta a mí. — Se burló Junhoe sintiendo el calor acumularse en su hombría.

—No quiero verlo, no sé qué jodidos lo tiene de esa manera tan altanera y a la defensiva. — El más alto sabía que era lo que ocurría, pero no sabía si era buen momento confesarle a su amigo que había jodido a Jiwon en esa oficina. — Sé que es un maldito salvaje en el sexo, mierda pero anoche me dejo marcas por todo el cuerpo y me ardió el trasero toda la noche. Estoy enojado con él, quiero dejar de tener estos estúpidos sentimientos. — Soltó un quejido cubriendo su rostro con sus manos, realmente lucia jodido por aquello y Junhoe sabía que probablemente su amigo estaba comenzando a llegar a su límite en aquel asunto.

—Amigo. — El más alto suspiró pesadamente, había pensado en decirle aquello a Hanbin pero no sabía cómo — tal vez... Sea hora que comiences a olvidarlo. — El azabache suspiró bajando la mirada, sabía que aquello era lo mejor, se lo repetía miles de veces. — Me jode que estés así por ese idiota, ¿sabes que no vale la pena no?

—Lo sé, ¡lo intento! Creo que debo hacerlo mejor — terminó susurrando desviando la mirada nuevamente.

— ¿Qué tal si conoces nuevas personas? Conoce nuevas caras, tal vez así puedas olvidarlo. — Hanbin dudó un poco, pero era cierto que había pensado en aquello.

— ¿Y qué pasa al regresar al departamento? ¿Qué hago cuando vuelva a follarme sobre la cocina? — En aquello tenía razón y Junhoe vaciló por unos segundos, pensando en una solución.

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