-Capitulo 10.

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Milagros.

(2/2)

Mis ojos observaron con atención aquel muchacho frente a nosotros, en ningún momento noté su presencia, no hasta ahora. El tomo las armas de Daryl y Carol pero no se dio cuenta de mi machete, di un fuerte gruñido al verlo irse y con rapidez saque aquella arma blanca que Daryl me había dado, remate a los caminantes que se nos interponían pero finalmente el chico había trabado la puerta por la que había escapado.

Nadie dijo nada, solo seguimos el camino que nos correspondía para volver. Y al parecer que Carol haya intentado asesinar al muchacho molestaba un poco a su sucio amigo, en fin, la cosa es que hablaban de cosas distintas hasta que algo llamo mi atención.

—Tu no eres el mismo y yo tampoco. —La escuche hablar, entonces me voltee a verla. —No se si aun creo en Dios o en el paraíso, pero si me iré al infierno me voy a asegurar mi llegada todo lo que pueda. —Y entonces trato de tomar su mochila, dejando caer un par de cosas junto con un libro.

Tenía un hijo o hija.

Daryl tomo el libro y se lo entrego, antes de pasar de nosotras.

—Lo lamento. —Y ella me miró, yo estaba sin expresión alguna. —No tuve hijos pero se lo que es el abuso.

Mateo.

La deje allí, con el libro en las manos antes de seguir a Daryl.

(...)

Un grito salió de mis labios mientras remataba a los caminantes que se nos interponían, habíamos bajado hasta la ambulancia que Daryl había visto pero algo salió mal, los caminantes eran muchos. Vi como Carol subía a la ambulancia.

—¡Mocosa! —Grito el arquero, corrí hasta el para enterrar mi machete en la cabeza del caminante que estaba delante de el.

Entre al igual que Carol pero al ver que Daryl tardaba tome su chaqueta para que entrara, volviendo a enterrar aquella arma blanca en la cabeza de una de esas malditas cosas, empuje con fuerza para que el machete saliera para después entrar al lugar y cerrar las puertas junto con Daryl.

—¿¡Que podemos usar!? —Grito la mujer canosa, yo negué. Aquí adentro no hay que nos sirva.

Al menos sabíamos donde ir. Grady Memorial.

Entonces noté los asientos, el primero en ir fue Daryl seguida de su amiga. Lo peor me tocaba a mi, ellos prendieron los cinturones, entonces ambos me miraron, ¿Donde diablos me meto yo?

¡Hijos de puta! —Les grite a ambos, con lágrimas en mis ojos. Daryl tomo mi mano para acercarme a el, desprendió su cinturón.

—¡Ven acá!

El iba a sentarme en sus piernas cuando la ambulancia comenzó a moverse, miré a Daryl con temor y para cuando el quiso hablar, el auto ya estaba prácticamente cayendo.

Mi cuerpo se hizo para atrás, mi espalda impacto con fuerza contra las puertas traseras haciendo que un grito salga de mis labios, cuando el auto termino impactando contra el suelo volví a sentir otro golpe. Mi cara estaba contra el suelo del auto, mi cuerpo temblaba y dolía como los mil demonios, sentí el llamado de Carol como el de Daryl, pero no podía moverme.

—Ey. —Susurraron quitando los cabellos que molestaban en mi cara, apreté mi mano con fuerza para no gritar. —Esta bien, esta bien.

—¿Crees que estoy bien, estúpida? —Le murmuré bastante molesta a Carol, haciendo que queden en silenció y al querer moverme solo gané un chillido de mi parte. Me duelen las costillas. —Carajo.

—Sal Carol, debemos de sacarla. —Entonces subí mi vista para mirarlo, este tomo mi hombro para ayudarme a levantar. —¿Quiere que la lleve en camilla o en brazos?

Y no pude evitar reír.

—Soy pesada, en brazos. —Y ahora era el quien reía.

(...)

Me tenían recostada en una de los sillones del lugar, habíamos llegado a lo que parecía estar a unas cuadras del Grady Memorial y eso me alegraba, lo que significaba que estaríamos cerca de Ximena. Carol hablaba de nuevo con Daryl, ellos se llevan bien, demasiado para mi gusto.

—Dijiste que yo no era el mismo. —Y entonces decidí mirarlos, ella le asintió. —¿Como era?

Vi como Daryl tiraba un paquete de no se que, pero era comestible.

—Tengo hambre. —Le interrumpí a ambos, me habían ordenado descansar en lo que esperábamos. Carol rió y me acerco un paquete de galletas, con gusto las tome.

—Como un niño. —Le contestó ella, sin mirarlo. —Pero maduraste.

No pude evitar largar una carcajada, causando un gruñido de Daryl. Carol contó como es que termino en aquel albergue y diablos, la pasaba mal. Tuve que dejar de escucharlos cuando subí mi remera para ver el vendaje que ellos habían improvisado, Carol me había dicho que no me había roto nada y por suerte, pero que tenía que tener cuidado con mis movimientos.

Un ruido nos alarmo, yo tome mi machete.

Por cierto, Daryl tiene uno parecido. Se lo voy a terminar quitando, de eso seguro.

Mis piernas se movían lo más rápido que pude, siguiendo a los que ahora son mis compañeros y tan pronto doblamos para seguir un largo pasillo nos encontramos con caminante, con una flecha en su garganta.

—Es tuya. —Le afirme a el, haciendo que asienta y le quita la flecha. Carol siguió y pronto termino en el suelo, con un caminante sobre ella. Mi mano se levanto para luego bajarla y estrellar con fuerza en el cuerpo de aquella cosa, salvándole la vida a ella. —Diablos. —Susurré poniéndome de rodillas en el suelo, sintiendo el dolor en mi cuerpo completo.

—Síguelo, yo la ayudo.

Ella se levanto con dificultad, tendiendo su mano para ayudarme. Tuve que aceptarla y no es que me moleste, pero gracias a ella el arquero me ignora como si no estuviera ahí, diablos. Un fuerte golpe se escucho mientras nos acercábamos, más un grito.

—Baja el arma. —Dijo la voz ronca de Daryl, yo me acerque un poco más para poder ver a quien el decía.

Y mi sorpresa fue tal cuando vi a aquella persona que solté mi machete, me acerque a Daryl para empujarlo con la poca fuerza que me quedaba, haciendo que este me miré confundido y enojado.

—Xime. —Susurré mirándola con lágrimas en mis ojos. Ella sonrió antes de acercarse a mi, abrazando con fuerza mi cuerpo. —¡Ah! —Me queje en sus brazos, haciendo que se separe de mi.

—¿Que sucede? ¿Que tienes? —Se arrodillo frente a mi, haciendo que niegue.

—Estoy bien, estoy bien.

(...)

Le di una mirada a Ximena, quien estaba sentada junto a Noah, su compañero. Sabemos donde tienen a Beth pero lo malo es que los policías se llevaron a Carol, mejor dicho: La atropellaron.

Vi la mirada que Daryl dio cuando aquello sucedió y sentí mi corazón palpitar con rapidez, me siento celosa. Por la relación que ellos dos tienen, pero ahora mismo me siento un poco incomoda. Estoy sentada en las piernas de Daryl mientras el conduce, mi cabeza reposa en mi hombro y su respiración se siente cerca de mis labios. El repitió las palabras de su amiga, "Necesitas descansar" pero siendo sincera, no creo que pueda, no estando en la posición en la que me encuentro.

—Daryl. —Le susurré, este murmuró algo que no le entendí. —Quiero tu machete. —Y el rió, mirándome unos cortos segundos. Mi voz sonaba algo cansada, los golpes más no dormir una mierda no ayudaba mucho. —Me duele todo.

Estás loca. —Murmuró Ximena llamando mi atención. —Estás en las piernas de un desconocido. —Comenzó a mover sus cejas con una extraña sonrisa en sus labios, de verdad que la extrañaba. Ella era la más loca de nosotras.

Ahora eramos nueve, de nuevo.

[The Walking Dead] Sangre joven.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora