sábado, 3:56 pm.

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Le dije a la gente del otro lado de la puerta que necesitaba unos minutos más
para pensar las cosas y saldría.

Sólo estoy escribiendo esto para decidir qué hacer. Al menos esta vez he escuchado sus voces. Mi paranoia -sí, reconozco que estoy siendo paranoico- me hace pensar en todas las formas que una voz humana podría fingirse por algún medio electrónico. El pasillo podría estar lleno
de altavoces simulando voces humanas.

¿Realmente les tomó tres días venir a
hablar conmigo?

Se supone que Amanda está ahí afuera, junto con dos policías y un psiquiatra. Talvez les tomó tres días pensar en qué decirme.
La explicación del psiquiatra sería muy convincente, si decidiera pensar que todo esto no ha
sido nada más que un extraño mal entendido, y dejar fuera de la ecuación a la entidad que intenta engañarme para abrir la puerta.

El psiquiatra tiene la voz de un viejo.
Autoritaria pero sensible. Me agrada, me recuerda a la de mi propio padre.
Dice que sufro de algo llamado «cyberpsicosis»,
y soy sólo uno más de una enorme epidemia que se cuenta por miles, detonada
por un correo sugestivo que «se filtró de alguna forma».
Juro que lo dijo así:
«Se filtró de alguna forma».

Creo que intenta decir que se esparció por todo el país inexplicablemente, pero sospecho demasiado que a la entidad se le ha resbalado algo.

Dijo que soy parte de una ola de «comportamiento emergente»; que muchas personas más están enfrentando mí mismo problema, y el mismo miedo,
aunque nunca nos hayamos comunicado.

Eso explica el correo que recibí sobre ver con mis propios ojos.
No recibí el correo detonante original, recibí un derivado.
Mi amigo pudo haber perdido la razón también, y ha intentado advertir a todo el mundo sobre su paranoico
miedo.
Así es como el problema se esparce, afirma el psiquiatra.
Pude haberlo esparcido también con el mensaje que envié por el celular y los que mandé por
Messenger.
Alguno de todos esos contactos podría estar volviéndose tan loco
como yo después de haber leído uno de esos mensajes, y ahora estar interpretando la realidad en la forma en la que yo lo estoy haciendo.

El psiquiatra me dijo que no quería «perder uno más».
Que la inteligencia de
gente como yo es precisamente nuestra perdición.
Trazamos conexiones tan bien, que incluso las trazamos en donde no deberían estar.
Dice que es fácil comenzar
a acumular paranoia en el mundo en el que vivimos ahora, un lugar en
constante cambio en donde cada vez mayor parte de nuestra interacción es
simulada...

Hay que admitirlo, es una explicación hermosa.
Reúne y explica todo. Lo explica perfectamente, de hecho.

Tengo todas las razones del mundo ahora para
sacudirme este horror atávico de que algo se encuentra del otro lado de la puerta lista para capturarme y llevarme a un destino peor que la muerte.

Sería tonto, tras oír esa explicación, permanecer aquí hasta morir de hambre para evitar a esa entidad que quizá ya haya atrapado a todos los demás.

Sería tonto pensar, tras oír esa explicación, que yo sería una de las pocas personas que restan en un mundo vacío, escondiéndose en la seguridad de su sótano, jodiendo
a una impensable y engañosa entidad que juega a ser omnipotente con tan sólo
rehusarme a abrir una puerta.

Es una explicación perfecta para cada evento
extraño que he escrito aquí; tengo todas las razones del mundo para dejar ir mis miedos, y abrir esa puerta.

Y es exactamente por eso que no lo haré.

¿Cómo puedo estar seguro?

¿Cómo puedo saber qué es real y qué un engaño?

Todas estas malditas cosas con sus cables y sus señales que nacen de un origen imperceptible y llegan hasta ti,
¡no son reales, no puedo estar seguro!
¡Señal de video, de celular, correos!
Incluso la televisión, ahora silenciosa, partida por la
mitad, en el suelo.
¿Cómo podría saber qué es real? Todo mensaje no es más que
energía, ondas, luz...
la puerta.

¡¡¡Está golpeando la puerta!!!

¡¡¡Intenta entrar!!!

¿¿¿Qué alimaña mecánica podría estar empleando para simular a una persona
golpeando una puerta tan perfectamente???

Al menos ahora podré verlo con mis propios ojos. No queda nada con lo que pueda engañarme; no puede engañar a mis ojos,

¿¿¿o sí???

Ve con tus propios ojos, no confíes en el... un momento,

¿ese mensaje trataba de decirme que confiara en mis ojos, ¡o advertirme sobre mis ojos también!?

Oh, por Dios,

¿cuál es la diferencia entre una cámara y mis ojos?

Ambos transforman la luz en señales eléctricas, son... ¡lo mismo!

No puedo permitir que me engañe, Dios,
¡¡no puedo permitir que me engañe!!
No voy a permitirlo, no puedo estar seguro.

¡¡¡Necesito estar seguro!!!

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