—Sígueme un poco la corriente, ¿sí? Dime algo sobre nosotros, para probar que que eres tú.
Miró a la cámara, se tocó la barbilla y volteó hacia arriba; sacó un papel y un
lápiz. Escribió en ellos. Enseñó el papel para que pudiera verlo en la cámara:«Ya estábamos muy grandes para ese parque».
Suspiré profundamente, la realidad volvía, el miedo se disipaba.
Joder, había
sido tan ridículo. ¡Porsupuesto que era Amanda! Ese recuerdo no estaba en ningún otro lugar más que en mi memoria. Nunca he hablado con nadie de ese
día, y no por vergüenza, sino por tenerlo como un nostálgico recuerdo. Si había alguna entidad desconocida que trataba de engañarme, como temía, de ninguna
forma podría saber sobre ese día.—Bueno, dame un segundo —le dije entre risas.
Corrí a mi pequeño baño y peiné mi cabello lo mejor que pude. Me miraba
terrible, pero ella entendería.Riendo por mi tonto comportamiento, y el
desorden en el que estaba, caminé hacia la puerta. Puse mi mano sobre la perilla
y di un último vistazo a mis espaldas.Comida mordisqueada regada por el suelo,
el bote de basura caído y la cama que había volcado hacía unas horas
buscando… Dios sabrá qué estaba buscando. «Tan tonto», pensé.Antes de girar la perilla, mis ojos notaron una cosa más: la cámara que usé para charlar con mi amigo. La esfera negra estaba sobre su costado y el lente apuntaba a la mesa en donde este diario se encontraba.
Un terror enorme se apoderó de mí en cuanto pensé que si algo podía mirar através de esa cámara, vería lo que había escrito acerca de ese día. Le pedí una cosa, cualquier cosa acerca de nosotros, y ella escogió la única en el mundo que creí que eso o ellos no sabrían… pero lo hacen, lo saben, ¡hasta pudieron haberme observado todo este tiempo!No abrí la puerta. Grité. Grité sin parar.
Arranqué la cámara y la estampé contra
el suelo.
La puerta tembló y la perilla intentó girar, pero no escuché la voz de
Amanda al otro lado.¿Sí era ella quien estaba afuera?
¿Quién más pudo ser sino Amanda?
¿Quién demonios estaba afuera?
¿Qué demonios estaba afuera?La vi por la cámara, la escuché por mis parlantes, ¿pero fue real? ¡Cómo saberlo!
Grité alarmado por ayuda. Aseguré la puerta con todos mis muebles. Por ahora
se ha ido.
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Psicosis
Misterio / Suspensola soledad puede llevar a cualquier buen hombre a dudar de la realidad, en esta historia abordaremos en primera persona el camino hacia el abismo onírico de la Psicosis y la locura, aquí no hay sitio para los finales felices, sólo un camino de tensi...