Bajé el celular lentamente y recargué mi cuerpo contra la pared. Eso fue extraño.
Revisé mi registro de llamadas; el número era desconocido. Antes de que pudiera reflexionar sobre ello, el celular sonó de nuevo, asustándome una vez
más. Esta vez miré el número antes de contestar; también era desconocido.
Coloqué el aparato junto a mi oído, sin decir nada.
Todo lo que escuché fue el
usual ruido de fondo de un celular.
Entonces, una voz familiar acabó con mi
tensión.—¿Juan?— Fue la única palabra, por la voz de Amanda.
Suspiré aliviado.— Hey,eres tú—
contesté.—¿Quién más ibaa…? Ah, el número. Estoy en una fiesta en la Séptima Avenida
y mi teléfono murió justo cuando me llamaste.
Éste es el teléfono de alguien más,naturalmente.—Ah, bueno.
— ¿Dónde estás? —me preguntó.
Pasé los ojos por los muros y su pintura descarapelada; la puerta que tenía frente, con su pequeña ventanilla.—En la entrada de mi departamento—Suspiré,
Me sentía un poco sofocado.—Deberías venir aquí— me dijo, riendo.
—No… no estoy de humor para caminar solo a estas horas— dije, mirando por la
ventanilla a la tranquila y airosa calle que secretamente me causaba un poco de temor—Creo que voy a seguir trabajando o me iré a dormir.
—¡Tonterías!—contestó— ¡Puedo ir a traerte! Tu departamento queda cerca de
aquí, ¿cierto?—¿Qué tan ebria estás?
le pregunté divertido
—Tú sabes en dónde vivo.—Ah, claro. Supongo que puedo llegar ahí caminando, ¿no?
—Puedes, si quieres desperdiciar media hora.
—Cierto– contestó
—Bueno, me tengo que ir, ¡suerte con tu trabajo!
Bajé el teléfono de nuevo, viendo a los números parpadear mientras la llamada
finalizaba.
El insistente zumbido de las máquinas se reprodujo en mi mente.Las dos llamadas extrañas y la vista a esa tétrica calle terminaron por encarrilarme
devuelta a mi soledad en esta vacía sala.
Talvez por haber visto tantas películas de terror tuve la súbita idea de que algo inexplicable podría asomarse por la
ventanilla de la puerta y verme, alguna clase de entidad horrible que pasa
orbitando los confines de la soledad, esperando el momento para arrastrarse
hasta algún ser humano que se ha alejado demasiado de los de su clase.
Sabía que era un miedo irracional, pero no había nadie cerca, así que bajé las
escaleras corriendo por el pasillo hasta mi cuarto, y cerré la puerta tras de mí lo
más velozmente que pude, procurando mantener el silencio.
ESTÁS LEYENDO
Psicosis
Misterio / Suspensola soledad puede llevar a cualquier buen hombre a dudar de la realidad, en esta historia abordaremos en primera persona el camino hacia el abismo onírico de la Psicosis y la locura, aquí no hay sitio para los finales felices, sólo un camino de tensi...