11° SÁBADO.

358 31 11
                                    

-Disculpe, ¿cree que podría prestarme sus escalerillas? –Pregunté a un joven trabajador.

Él sólo miró indiferente.

-Oiga, por favor. Es que no alcanzo la salsa de tomate.

Seguía indiferente.

-Bueno, ¿podría pasármela usted? No quiero hacer un desastre.

-...

-¿ESTÁ VIENDO MI ESTATURA?

-...

-¿Es sordo? Ah, debe ser eso. Tomaré esto. –Dije eso último haciendo señas.

-Ah jajaja... ¿boloñesa o clásica?

-¡ESA VOZ! –Pensé y volteé de inmediato.

Cuando vi estaba él con su brazo extendido a punto de tomar una salsa. Miró hacia abajó y me sonrió.

Me sonrojé de inmediato.

-Clásica. –Pude sólo decir eso.

-Mm, echaremos la boloñesa, ¿sí?

Apreté los labios con ésta sonrisa y luego me enfadé.

-¿Dónde te habías metido? –Reclamé.

-Oh, tranquila... ¿puedo explicarte linda?

Me evaporicé cuando utilizó esa palabra. Linda. Linda. ÉL DIJO LINDA. SÓLO RESPIRA. NO MUERAS.

Se sonrió como si notara mi muerte interna.

-¿Recuerdas aquella vez que vinimos a las compras muy temprano?

-Sí. -¿Y cómo no recordarlo? Apareció esa chica derrumbando mis más bellas fantasías. –Pensé con rencor.

-Iba a invitarte a desayunar, no sin antes preguntarte tu nombre. Entonces te contaría que por aproximadamente un mes estaría fuera de la ciudad por un intercambio estudiantil, prácticas de la escuela y cosas con las que no te quiero aburrir por ahora. Pero desapareciste. Déjame adivinar, debido a Eunha, ¿cierto?

Miré sonrojada. Me atrapé en aquello de la invitación.

-Ella... te llamó oppa. –Dije desvergonzada.

-Sí, es la novia de mi hermano. –Se sonrió como si supiera que yo estaba celosa.

-Oh.

-Puedes llamarme Jun.

Una sonrisa se formó en mi rostro haciendo tan evidente mi gusto por él.

-Haru. –Dije con las mejillas sonrojadas.

-Me gusta. –Dijo él.

De compras con él | Junhui Donde viven las historias. Descúbrelo ahora