15° Sábado por la Noche.

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#No lo leas si crees que vas a sentirte incómoda.

Entramos al elevador. 

Jun cargaba con las bolsas pesadas y yo con las demás.

Había una música de fondo, bossa nova jazz. Ambos nos reímos por eso al entrar. 

Nos gusta el género pero nos causa gracia que sea músiquita de elevador.

Mis dedos de los pies se engarrotaban en nuestro silencio.

La idea de Jun durmiendo en casa me ponía mal.Él lucía tan tranquilo, sólo movía su pecho debido a la respiración mientras yo me encontraba bastante nerviosa. 

Un par de fantasías sexuales se atravesaron en mi mente y me sentí apenada por ello. Cerré los ojos, agité la cabeza y luego volteé a verlo. Jun miró hacia abajo y sonrió. Fue lo peor.

La campanilla sonó, sentí un ligero cambio de temperatura cuando entró el aire del pasillo al bloque del elevador. Pude respirar, su aroma en el elevador me había envuelto en un mar de pensamientos y nervios.

Di un paso hacia delante; él me seguía por detrás. Saqué las llaves y en mi intento por verme tan neutra, como si no fuese la gran cosa que lo tendría en casa, las llaves cayeron... Giré mis ojos.

Jun se agachó por ellas y se rió de mí.

Las agitó un poco y con una sonrisa me las dio, siempre me ha dado la impresión de que sabe lo que pasa dentro mi y eso me pone más nerviosa.

La puerta se abrió finalmente.

Vaya que estaba obscuro, no había ni un poco de luz. Luego se vio ese rastro de luz proveniente del pasillo haciendo un corto camino por la puerta hacia dentro.

Di un par de pasos y Jun conmigo, chocando así con mi espalda.

-Lo siento cariño. -Dijo casi susurrando y haciéndose a mi altura por detrás.

No fui capaz de responder, quizá algo raro saldría de mi boca y no quería ridiculizarme.

Me acerqué al interruptor un poco temblorosa. Justo al colocar mi mano sobre ese... Jun me detuvo. 

Cerró la puerta, su respiración era algo profunda y estaba ya muy cerca de mi, aquella pausa en silencio frente a mi fue una invitación a la cual acepté casi de inmediato.

Mis labios se unieron de inmediato a los de él. No era el sabor sino el tacto, aquel cálido y carnoso tacto que me debilitó, un beso que pronto se humedeció me dejó en claro: anhelaba ser suya.

Mi pecho ya era estremecido por el latir de mi corazón, un canto de respiraciones aceleradas me insitaban a querer devorarlo de una vez por todas. Jalé de su camisa con brutalidad queriendo dejarlo sin esta, él sonrió en mis labios soltando un airecillo que me hizo desvanecer. Detuvo mis manos, no pude deshacerme de esa tonta camisa que lo hacía lucir extremadamente ardiente.

Sin parar de basarnos, paseaba sus manos por mi espalda, arriba y más abajo. No sabía cuál sería su siguiente movida.

Uno de sus brazos me acercó a él, repegando mi parte baja con la de él, sintiendo su bulto, se refregó contra mi un par de veces y con su respiración demostró lo muy excitado que se encontraba ya. Debo admitir que sentirlo así, escucharlo y verlo me hacía sentir orgullosa al saber que yo provocaba eso.

De compras con él | Junhui Donde viven las historias. Descúbrelo ahora