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Noticias de Gandalf el gris

El día estaba especialmente cálido aquella tarde de verano en la que la señora Dis decidió que era buen tiempo para una cena en el jardín delantero de la casa Oakenshield por lo que estaba ayudando en poner la mesa con los platillos que juntas coc...

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El día estaba especialmente cálido aquella tarde de verano en la que la señora Dis decidió que era buen tiempo para una cena en el jardín delantero de la casa Oakenshield por lo que estaba ayudando en poner la mesa con los platillos que juntas cocinamos para todos, bueno, en especial para sus adorados hijos.

— ¡Fili, Kili!

La voz de la señora Dis resonó en todo el lugar por lo que no pude evitar asustarme y que unos platos que llevaba en las manos salieran "volando" por los aires. Esperé el estruendo de estos al romperse pero nunca llegó.

— ¿Jugando a los malabares?

Tuerzo los ojos cuando veo la sonrisa socarrona de Kili en tanto juega con los platos que había podido salvar de su destino final.

Kili es uno de los enanos con los que más he congeniado en este lugar y bueno, no es para menos, si me pongo a ver a mi alrededor y después lo hago conmigo misma: una elfo en medio de tierra de enanos. Pero a Kili no le ha importado aquel pequeño gran detalle de diferencia de razas. Puedo decir con seguridad que Kili es mi mejor amigo en esta larga y triste vida elfina.

Con su cabello castaño, por debajo de los hombros, volando al compás del viento, Kili sonríe aún más divertido de quedarme viéndolo aunque lo que no sabe es que no lo hago por lo que hace sino porque me atrevo a examinarlo una vez más para darme cuenta de que es más alto que un enano promedio y que sus facciones no son tan comunes como los de su raza ya que su nariz es afilada, ojos grandes y expresivos, sus labios finos y rosados y el rostro hermosamente alargado, con una suave barba enmarcando todo. Lo que no era tan diferente del resto de los enanos era los pies grandes, al igual que las manos con dedos anchos, con los que muchas veces a pellizcado mis sensibles mejillas.

— Mejor termina de poner la mesa en tanto yo voy por tu comida, hijo consentido de mami— en cuanto lo digo su sonrisa se borra, ya que odia que me burle del cariño que su madre profesa por él especialmente por ser el menor; me río y me escabullo hacia la cocina—. ¿En qué más le ayudo señora Dis?

La señora Dis Oakenshield es la mujer enana más amable que he conocido en mi vida. Cuando llegué a este lugar, huyendo de mi pasado y todo lo que tuviera que ver con elfos, ella me recibió con los brazos abiertos y me ha tratado como la hija que ella nunca tuvo. Con ello se ganó las miradas de desaprobación de los enanos vecinos que no veían con buenos ojos la relación entre su especie con la mía pero a ella le importó poco y enfrentó las críticas, incluso de las que venían de su hermano mayor.

— Creo que serías de gran ayuda para Fili llevándote el asado— responde pasando a un lado de mí, agitando su largo cabello castaño claro y ondulado en tanto me guiña un ojo.

Sé lo que intenta.

A pesar de los años que tengo con ellos, Fili nunca me ha aceptado del todo en su casa y menos en su vida. Contrario a Kili, Fili me ve con los mismos ojos que el resto de los enanos: soy una elfo exiliada y extranjera en estos terrenos.

The Hobbit: el enano y la elfoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora